Gustavo Petro se proyectó a nivel nacional por su debates en el Congreso en el 2005 sobre el ascenso del paramilitarismo en el país con la complicidad de miembros de la fuerza pública, funcionarios de gobierno, terratenientes y empresarios del sector privado. Era el gobierno de Álvaro Uribe y el poder de Salvatore Mancuso iba en ascenso hasta llevarlo a ser recibido entre aplausos en el Congreso de la República.
Petro fue incansable y persistente, así como el senador Iván Cepeda en demostrar las perversas relaciones del poder legal con el ilegal, atravesado por el narcotráfico que condujo a masacres, desplazamientos y mucho dolor por la incontenible violencia. El Presidente Álvaro Uribe y el congreso con una importante participación de congresistas aliados con las fuerzas paramilitares fueron el blanco de sus ataques.
Uno de sus discursos más importantes fue sobre el paramilitarismo en Sucre, su departamento, el que conocía al milímetro y no dudó en señalar responsabilidades con nombre propio como puede verse en este documento que lo reproduce.
Casi veinte años después el Presidente no disimuló el impacto que le suscitaron las intervenciones de Salvatore Mancuso, el comandante paramilitar más importante en el tejido entre la ilegalidad y el poder político y empresarial, en la JEP a comienzos de mayo.
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Mucho de lo que allí dijo en una intervención virtual desde su detención en Estados Unidos confirmaba lo expuesto por él en las sesiones legislativas durante el gobierno de Álvaro Uribe, su enemigo acérrimo a quien invitó a participar en el proceso de paz con las disidencias de las Farc de Iván Mordisco y quien aceptó delegando al excongresista Fabio Valencia Cossio.
Pero el Presidente quiere ir más allá y crear las condiciones para que Salvatore Mancuso aporte toda la verdad posible sobre el paramilitarismo. De allí su decisión de darle el status de Gestor de paz.
Los aportes de Mancuso en la JEP los entendió el Presidente como un abrebocas y quiere que el país conozca más sobre el poder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), las desmovilizaciones falsas, el papel del paramilitarismo y las redes criminales de las AUC con figuras influyentes en la política, la economía y el ámbito militar del país.
Mancuso llevaba años esperando pacientemente este momento. Desde que fue extraditado a Estados Unidos por el ex Presidente Uribe en 2008 ha mandado muchas señales pidiendo ser escuchado por los distintos gobiernos, por la justicia y por la JEP, buscando sin éxito ser aceptado como tercero. Sin embargo, le llegó el momento esperado y el Presidente quiere que vaya a fondo.
Las tareas de Mancuso como gestor de paz
El papel de un gestor de paz se limita exclusivamente a miembros de grupos armados organizados al margen de la ley (GAOML) como facilitadores para llevar a cabo acuerdos humanitarios durante las etapas de diálogo con los respectivos grupos armados organizados al margen de la ley. A través de esta figura, será posible solicitar a las autoridades judiciales competentes la suspensión de medidas de aseguramiento o penas, o bien, requerir penas alternativas para los miembros o ex miembros de dichos grupos. La designación no implica la suspensión o finalización de los procesos judiciales, y los gestores serán responsables de responder ante las autoridades competentes si así se requiere. Esta designación no debe interpretarse como una amnistía o un indulto.