Hoy la cuestión es: ¿Aumentamos el presupuesto para más de lo mismo o tendremos la sabiduría para crear otro tipo de universidad?
La ministra de Educación ha tomado la decisión de postergar la radicación ante el Senado de la reforma a la ley 30 para poder seguir consensuando el texto. Fue una buena idea porque es una tarea muy difícil y en esto no se pueden tener afanes ni dejar de lado a otros sectores de opinión. Mi percepción es que hay mucha retórica de las buenas intenciones por parte de los “panelistas”, pero las cosas están muy crudas y falta reflexionar seriamente, meternos en la filosofía de la educación y tener una visión política clara de lo que vamos a construir, pues de mezclar mal cosas viejas con nuevas puede salir un Frankenstein.
Es preciso recoger el mayor número de opiniones posibles porque la visión gremial no ayuda mucho. Yo veo que los profesores nombrados quieren mejores oficinas o laboratorios y que no les toquen nada de sus privilegios. Los estudiantes pueden estar aspirando a carreras rápidas “de actualidad” y profesionalizantes para salir a ganar dinero. Los empresarios se sueñan con tener esclavos mejor capacitados sin horas extras y los profesores contratistas reclaman contrato estable para que sus colegas no les sigan explotando. De manera que se necesita una visión de conjunto, un poco de altruismo colectivo.
Por supuesto que celebramos el aumento del presupuesto nacional para ese rubro, pero hay necesidad de superar el economicismo y si no hay una transformación de las estructuras que componen el sistema, ese esfuerzo lo perderemos porque en la equivocada autonomía se llenaran las universidades de parqueaderos, ascensores, oficinas de mil colores y se esfumará el dinero entre los amigos o los contratos. Y lo peor es que el gerencialismo seguirá destruyendo el sentido profundamente humano que debe tener una universidad. Lo triste es que veo muy difícil reestructurar el viejo esquema de universidad porque sería meterse con una miríada de intereses y privilegios feudatarios, en un desgaste terrible para el que lo intente.
La otra alternativa es orientar los presupuestos hacia la fundación de nuevas instituciones de educación superior y, por los anuncios escuchados, sabemos que el gobierno ya está en esa tarea, el problema es que no se habla de otra estructura universitaria, de otra educación, y es obvio porque no hay aún una filosofía alternativa a lo actual, ni un proyecto político fuerte. Entonces me temo que las nuevas inversiones serán para más de lo mismo, como la serpiente mordiéndose la cola.
Es cierto que estamos en un gobierno que intenta hacer los cambios y está logrando grandes avances pero hay que reconocer la enorme dificultad que tiene para superar el andamiaje que construyó la oligarquía durante tantos años y transformar las mentalidad de las personas con sus viejas prácticas políticas nos va a tomas muchos años.
Mi conclusión es que debemos tener paciencia, pero fortaleza en la construcción de lo que sea mejor para todos y sobre todo tenemos que estudiar mucho para saber lo que deseamos.
Lecturas sugeridas:
- https://www.las2orillas.co/el-sometimiento-de-la-educacion-superior-a-las-logicas-mercantilistas/
- https://cesararturocastillo.blogspot.com/
- https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/gestion-calidad-acabar-universidad-lentamente_129_3345857.html
- https://rieoei.org/RIE/article/view/3817/4085
- https://journals.openedition.org/questionsdecommunication/6903
- https://pdfs.semanticscholar.org/69b4/881ddefa83e875e04a868407d8ba5ee902e1.pdf?_gl=1*j1emlz*_ga*MTM4MzIwOTE5Ni4xNjg3MTE2Njk4*_ga_H7P4ZT52H5*MTY4NzExNjY5Ny4xLjAuMTY4NzExNjcwMy41NC4wLjA
- https://repositorio.iscte-iul.pt/bitstream/10071/18154/1/DEBATS_gerencialismo_publicaci%C3%B3n.pdf