El Silbón, vengador de hombres

El Silbón, vengador de hombres

Los Llanos Orientales colombianos están llenos de estos relatos que aún se conservan en la tradición oral de la región, entre ellos el mito del silbón.

Por: Daiana González Navas
marzo 05, 2015
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El Silbón, vengador de hombres

La llorona, el sombrerón, la patasola y demás mitos comunicados de generación en generación, son un reflejo de la cultura de un territorio. Los Llanos Orientales colombianos están llenos de estos relatos que aún se conservan en la tradición oral de la región, entre ellos el mito del silbón.

“No vayas para la fiesta
te dijeron Juan Hilario,
que en tierras de Portuguesa
va un espanto desandando,
que en tierras de Portuguesa
va un espanto desandando”.
(Canción llanera el Silbón y Juan Hilario)

Cuentan que una vez, en la tierra de horizontes infinitos, más exactamente en el vasto llano de los estados venezolanos, Portuguesa, Cojedes y Barinas, existió un hombre al que su esposa le fue infiel con su propio padre. El hombre, lleno de ira, toma un cuchillo y asesina a su progenitor. Luego, arrepentido de sus actos huye esperando no ser vengado. Sin embrago, su abuelo se da cuenta de aquel hecho y horrorizado “manda a prender” a su nieto para que luego este fuera ejecutado con su machete. Antes de ser asesinado, el hombre logra escaparse, pero el abuelo, quien no se da por vencido, manda a sus perros a que vayan tras el nieto. Los perros siguen al hombre, pero los ladridos no se escucharon, solo un profundo silencio seguido de un silbido, agudo, fuerte, de un pájaro pequeño, que nadie jamás había visto. No se volvió a saber del hombre, ni tampoco de los perros.

La gente, predice que en el afán de no ser alcanzado por los perros, el hombre pidió ayuda al cielo, quien accedió convirtiéndolo en pájaro “o más bien, un joven con alas de pájaro y garras en lugar de piernas”, como lo describe el periodista Gerardo Pagano. El cielo a cambio lo condenó a vagar por siempre, como alma en pena, en busca de hombres mujeriegos que se encuentren en las sabanas. “Entre más morro sea, más cosas de esas hay”, cuenta don Libardo López al que se le apareció el Silbón. El alma del Silbón vaga por las zonas boscosas de los Llanos en forma de pájaro, esperando castigar quien se atreve a desafiarlo.
El Silbón, según le cuenta Jose Juan al Llanero conversador de la canción El silbón y Juan Hilario, “ nació en Guanarito o en Bijal, lo cierto es que en Portuguesa y Barinas se ha criao, y Cojedes lo ha visto pasá”.

El espíritu del Silbón no sólo ha rondado por sus lugares de origen, ha pasado la frontera Venezolana y caminado las sabanas casanareñas, metenses y vichadenses. A Libardo se le apareció en Vichada.
- Yo iba por la sabana y, como uno ya sabe que por aquí en el llano al Silbón no se puede ni contestarle los silbidos ni nada porque él lo embolata y lo aruña a uno. Y yo escuchaba los silbidos, como el silba dos, tres veces, yo lo escuchaba: fuuui, fuui, fuui. Ese fue el pajarito, entonces cuando miré veía que por cada silbido pegaba un brinquito por un caminito. Y entonces por eso fue que yo dije, a mí se me presentó fue en pájaro. el Silbón se presenta de diferentes formas pero más que todo en forma de pájaro.

Según la leyenda del llanero, el Silbón llama a los hombres infieles y parranderos con sus silbidos, y se deja ver si el hombre le responde el llamado.

-Si usted lo escucha silbar lejos es porque está cerquita de uno ¿Me entiende? Y usted cuando lo oye más cerquita de uno es porque está lejos.

Luego, el silbón hiere con sus garras al hombre, quien se pierde en el espeso bosque llanero, al seguir el llamado del pequeño pájaro.

-Pues por acá mucha gente lo ha visto y hay gente a la que los ha aruñado por que se ponen a contestarle. Amanece la gente poayá perdida. Los pierde.

Pero el Silbón, no solo se le aparece a los hombres parranderos, mujeriegos o que “han caído en el pecado del adulterio”, como explica Pagano. Según Libardo, el Silbón aparece también cuando se presenta alguna discordia entre dos llaneros.

- Él más que todo aparece en donde hay bulla, donde hay gente que pelea y eso, el empieza a silbar y a silbar. Pues de lógico que a gente buena y a gente sana no se le presenta. Se le presenta a gente que tenga molestos ¿Me entiende?

Sin embargo, existe una forma de escaparse del Silbón. El único escudo contra él, es llevar una vida recta y ser un fiel devoto de Dios.

-A uno como que se le sube el pelo así en la cabeza cuando lo ve. Pero de todas maneras uno no tiene nada que temer. No le ha hecho mal a nadie ni nada. También uno se pega a Dios. Pero eso hay mucha gente que le ha salido eso ¡Uy! bastante gente. Más que todo en el Meta, en el Vichada. Osea, entre más morro sea, más cosas de esas hay.

Libardo describe al Silbón como un pájaro pequeño colilargo, de colores negro y gris. Adolfo Bohorquez, arquitecto residente en el Estado de El Hatillo, Venezuela, piensa que posiblemente la leyenda del Silbón esté haciendo referencia al Curupira. “Por espacio de varios años entre Noviembre y Febrero un pájaro emite silbidos parecidos a la marcha nupcial, a partir del anochecer hasta la madrugada, ningún otro pájaro le contesta, pero él sigue toda la noche sin parar prácticamente. Solo en los meses que menciono. lo he escuchado en El Parnaso, zona rural del Hatillo, área protectora de Caracas. Campesinos de la zona dicen que es el pájaro "silbón" ¿pero realmente existe el pájaro Silbón? ¿Estará clasificado ornitológicamente?”, pregunta Bohorquez.

Versiones del Silbón hay tantas, como voces que han pasado su historia de generación en generación. “En todo relato los tiempos se desvanecen para darle lugar a la fundación de la narración sin límites” dice Armando Zambrano, licenciado en Ciencias de la educación.
Otra de las versiones conocidas del Silbón es la que cuenta que:
“Un día un joven quiso comer asaduras de venado. Su padre, muy complaciente, fue de casería para conseguirlas, pero el muchacho, al ver que tardaba fue en su busca y al encontrarlo con las manos vacías, mató a su padre, le sacó las víceras y se las llevó a la mamá para que las preparara. La madre, sospechó que eran las asaduras de su marido, lo interrogó e hizo confesar al joven de su crimen. Después de saber la verdad, lo maldíjo para toda la vida. Su hermano Juan lo persiguió con un mandador, le sonó una tapa de ají y le azuzó el perro tureco que le persigue desde ese día por todas partes”.

En las dos historias, la leyenda del Silbón tiene un papel moralizante, de un deber ser del llanero. Son historias que a la vez perfilan al típico hombre llanero, un hombre supersticioso “que tiene fe ciega en el poder de la palabra”, cuenta Malaver. Pues es ella quien los salva de los misterios de la infinidad de la sabana y del enigmático aspecto que tiene la llanura en las noches. “ supersticiosos y todo puede que seamos, pero con un corazón que no nos cabe en to’ el ancho’e la sabana, y en esa misma sabana que no alcanza pa’ arropale el corazón al llanero es donde se ven todas estas cosas que le estoy contando”, decía Jose Juan, en la canción.

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