El absurdo debate sobre los gais
Opinión

El absurdo debate sobre los gais

Por:
marzo 03, 2015
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Con tantos problemas que nos aquejan, aparece siempre el tema de la homosexualidad como grave materia de discusión. Unas veces se habla del derecho de los gais a conformar una sociedad marital, lo cual les ofrece una mayor protección en materia de salud, pensiones, etc. Otras, como hace un par de semanas, su derecho a adoptar y a educar unos hijos. Y siempre, de manera abierta o soterrada, con más o menos indignación, se elevan voces de protesta alegando que son personas enfermas, inmorales, fuente de mal ejemplo, peligro de corrupción para los jóvenes que podrían sentirse inclinados a seguir su ejemplo, como si el hecho de ser homosexual correspondiera a una elección y no a una condición, como si pertenecieran a una raza maldita que se debe apartar, segregar.

El debate es a todas luces absurdo, puesto que la homosexualidad no es un problema moral, ni civil, ni social. En suma, no es un problema. Se trata tan solo de la inclinación de alguien hacia las personas de su mismo sexo. Un impulso que no hace a esa persona ni mejor ni peor, que no la envilece ni la enaltece, que no la convierte en un peligro para la sociedad —frase tan en boga—, según parecieran pensar algunos.

La discusión no se limita las Altas Cortes, sino que se da en todos los estamentos de la sociedad. Se me hace que aún más que la Iglesia, somos las mujeres quienes atacamos el asunto con mayor virulencia pues son ellas, amigas, conocidas, quienes ponen el tema sobre el tapete en tonos de indignación y ofensa, o lo que es peor, de abierta burla. Existen incluso videos que recorren las redes sociales presentando a supuestos niños adoptados por parejas gais en situaciones dolorosamente ridículas. Esto no es más que una abierta e injusta discriminación contra personas que no tienen por qué ser censuradas de tal manera, una franca y triste demostración de lo que es un prejuicio, y de lo difícil, casi imposible, que es quitarlo de en medio. También del miedo que sentimos frente a todo aquel que es distinto, razón por la cual hay que neutralizarlo.

No existe razón alguna para que una pareja de hombres, o de mujeres, no pueda educar a un niño sin lazos de consanguinidad con ninguno de los dos, como tampoco el hecho de tenerlos es garantía de nada. No existe ninguna razón para que una pareja homosexual, con valores, formación y deseos de amar y ayudar a un niño, no esté en capacidad de transmitirle esos valores fundamentales que son los mismos en toda sociedad, en todos los tiempos, en cualquier lugar del mundo. Un hombre no es mejor por tener a su lado a una mujer, y lo mismo ocurre en el caso contrario. Una pareja gay está en las mismas condiciones que una heterosexual de brindar afecto, seguridad, de cuidar la educación académica de su hijo y acompañarlo por las diferentes etapas de su evolución hasta verlo convertido en un adulto sano, responsable, con una clara idea de su deber frente a los otros, frente a sí mismo.

Creer que esto no sea posible, es pretender que solo las parejas heterosexuales puedan lograrlo, lo cual no siempre es así. Todos conocemos casos desastrosos de familias disfuncionales, pasivo agresivas, egoístas, capaces de hacer un daño irreparable a sus hijos, de condenarlos de por vida a ser personas inseguras, infelices. Todos hemos sido testigos de los dramas silenciosos que tantas veces se dan al interior de esos supuestos paraísos de salud mental y moral, y que no son más que un infierno de pasiones mezquinas, de violencia física o sicológica, fuente de sufrimiento para unos hijos que deberán llevar las cicatrices de la vida en familia. Todos conocemos también, así se hagan aspavientos y se den bendiciones, parejas gais que son un ejemplo de armoniosa convivencia, de dignidad, de amor.

Limitar la vida familiar de las parejas homosexuales es la implícita afirmación de que hay personas mejores y peores que otras. Que quienes señalan, critican, se burlan, legalizan y limitan, están en la razón y tienen el derecho a hacerlo, precisamente por estar por encima del bien y del mal, por ser normales y equilibradas, y ostentar todas aquellas cualidades de las cuales los homosexuales carecen.

Si seguimos pensando así, no solo seguiremos arrebatándoles un derecho a los gais, sino a los niños que podrían ser adoptados por ellos y que tendrían las oportunidades que de otra manera les faltan. Nadie puede decir que ignora las condiciones de pobreza, hambre, abandono y violencia que viven muchos de nuestros niños. Cómo no va a ser preferible que uno de tantos tenga la suerte de ser adoptado por una pareja de hombres, o de mujeres, que le abra el camino hacia un futuro digno, en lugar de condenarlo al hambre, a la ignorancia y a la violencia, fruto irremediable de estas dos condiciones.

Algo para ponderar desapasionadamente.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0

Medellín, aislada en el fondo del valle

La encuesta que pretendía prevenir el abuso infantil, y que no fue

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--