Usted tiene todo el derecho de pedir la ñapita, no existe plaza de mercado que no premie a sus clientes con el encime.
El marketing moderno, en los últimos años, ha sido el causante del desplazamiento de la tradición popular del encime.
Mientras las tiendas de barrio se enfrentan, con el arma poderosa del minimicrocrédito (es decir el famoso fiado, sin intereses), con las grandes cadenas que buscan conquistar más mercado y diversificar su portafolio al detal; las plazas de mercado distritales –especialmente- abanderan su apostolado a recatar una tradición: la famosa ñapa o el encime.
Aunque la ñapa ha sido víctima de múltiples ataques y desplazamiento por parte de otras formas de marketing moderno, con otros nombres así como: oferta especial lleve 2x1, liquidación total, descuento del 50%; ésta peculiar manera de premiar a los clientes especiales en plazas de mercado no quiere desaparecer de la cultura popular nacional.
Recuerdo que una de mis tareas cuando pequeño era ir a la tienda o panadería de la esquina a comprar el pan o los huevos; la única forma de estimular esa labor en mi por parte de mi madre era que me ganara la famosa ñapa, que resultaba ser una galleta, un dulce o una colombina. Tendero que no daba ñapa, no vendía, porque los mejores clientes de las tiendas de barrio eran los chinos que nos peleábamos por hacerle el mandado a la mamá, por el interés de la ñapa.
Dar una ñapa era una actitud generosa del comerciante que le brindaba un poco más de lo que le compraba por el mismo precio. No existía tendero y comerciante de barrio, ciudad o pueblo que con el encime no provocara una sensación de fidelidad con pequeños y grandes.
Hace un par de días, en un recorrido por la plaza de mercado de La Perseverancia tuve la oportunidad de observar a varios comerciantes de graneros o abarrotes, frutas y verduras atender a sus clientes y luego de finalizada la compra dar un obsequio adicional, es decir la ñapa. Un hábito que no ha desaparecido en las plazas de mercado distritales y que es importante rescatar.
