La casa que visitará en La Guajira Petro será la de la Josefa Prieto pausayu, viuda de Afanado, la matrona del clan pausayu, que fue víctima de la violencia paramilitar. Ahí se hará un ceremonial indígena a cargo de los mayores del clan.
Nazareth tiene especial significado para Gustavo Petro porque allí estuvo en campaña donde llegó con la vicepresidenta Francia Márquez, quien será la cabeza del Ministerio de la Igualdad que será lanzado por el Presidente en su visita a La Guajira. La presentación será en un emblemático lugar: el internado de niños indígenas de la alta Guajira.
Además del tema de las necesidades básicas insatisfechas de las que adolece la población del departamento limítrofe con Venezuela, el Presidente tiene entre sus prioridades solucionar el tema de la energía eólica que tratará de manera privada con el Concejo y la junta de Palabreros que están obstaculizando esta posibilidad de generación de energía limpia, prioritaria en la propuesta del Presidente Petro.
El corregimiento de Nazareth, zona norte de La guajira, perteneciente al municipio de Uribia, capital indígena de Colombia, segundo municipio más extenso del país y hogar de la etnia wayúu. Allí, posiblemente, Petro se cruzará con el alcalde Bonifacio Henríquez quien a seis meses de terminar su mandato no tiene mayor gestión qué mostrar frente al crucial acceso al agua.
Desde el gobierno Duque, La Guajira y, en especial Uribia, han recibido importantes recursos desde Bogotá destinados a proyectos que garanticen el derecho de los wayuu de acceder al agua potable, pero desde la administración municipal de Uribia no se ha recibido mayor eco ni acompañamiento.
Ello, quizá, porque desde la anterior visita presidencial, en la que Petro lanzó un regañó general los locales por la rampante corrupción en los municipios, “Ustedes los wayuu son responsables porque eligieron a sus depredadores”, dijo– ni siquiera determinó al alcalde.
Desde entonces, a Bonifacio no se le ha visto en reunión alguna que tenga que ver con iniciativas que impliquen a la Casa de Nariño. Sin embargo, fue noticia en diciembre pasado porque nuevamente estaba de parranda, en las fiestas de la Inmaculada Concepción del municipio, donde trago y comida corrían a raudales, todo amenizado por estrellas vallenatas.
En medio de la apatía del cuestionado alcalde que no tiene qué mostrar en materia de agua y saneamiento, y el presidente que da un golpe de opinión, pero aún no logra mover el paquidérmico aparato burocrático para resolver un problema de toda la vida, los habitantes indígenas de Uribia se preguntan si algún día su clamor por agua será atendido.
