Para muchos Colombia es un país irreversiblemente polarizado entre la extrema derecha y la extrema izquierda. Al haber ganado Gustavo Petro las elecciones, los triunfalistas asumen que nada de lo que existe funciona y por lo tanto es menester cambiarlo todo como se pretende hacer con los sistemas de salud, pensional y laboral. Portentoso error en opinión de quien escribe esta nota, dado que la inmensa mayoría de los colombianos gira es entre el centro derecha y el centro izquierda, y si bien una mayoría votó por el cambio, no significa que hubieran votado por la refundación del país. Con enorme torpeza, el gobierno de Santos pretendió dividirnos entre los “amigos de la paz” y los “enemigos de la paz”. Hoy lo que se pretende es dividirnos entre los “amigos del cambio” y los “enemigos del cambio”
En reciente entrevista con El País Semanal, la pensadora, académica y catedrática española Adela Cortina afirma que los medios están creando una sociedad de tontos polarizados. Para la pensadora, uno de los grandes temas del momento es la relativamente reciente polarización, cuya exacerbación está directamente relacionada con las redes y los medios: “Quienes hemos estudiado estos temas sabemos que existe una predisposición biológica al tribalismo, a la defensa de lo mío frente a lo de fuera: nuestro cerebro es xenófobo…Pero una predisposición no es un destino, se puede cambiar, es adaptativa…Me enteré — y me quedé sorprendidísima — de que hay polarizadores profesionales que van incitando a la gente a esa predisposición, auténticos especialistas en el esquema amigo/enemigo. Les sale muy bien, y ahí están siendo contratados para que polaricen. Y ahí llegamos a la emotividad. ¿Por qué estamos en una época emotivista? Porque es mucho más fácil manejar la emoción que la razón. Para manejar la razón hacen falta argumentos."
Igual de peligrosos y torpes que los “polarizadores profesionales” es la actitud, en muchos casos inverosímil, de los “refundacionistas”
Igual de peligrosos y torpes que los “polarizadores profesionales” es la actitud, en muchos casos inverosímil, de los “refundacionistas”. El complejo de Adán es el nombre que se le da a las personas o a las organizaciones cuando algún funcionario o grupo de funcionarios descalifica, casi de manera automática, lo que se ha hecho en el pasado y que por lo tanto, recae en él o ellos fundar desde cero una nueva realidad. En las pasadas elecciones en Chile, como lo comentaba el excanciller Roberto Ampuero, lo que se derrotó fue el intento de refundar el país. Triunfaron aquellos que quieren conservar lo esencial de Chile y lo que funciona. Ampuero resalta que lo que los chilenos no aceptaron es lo afirmaba, con altanería y soberbia, el activista de extrema izquierda Daniel Stingo: “aquí nosotros ganamos, nosotros decidimos, y ustedes no tienen nada que agregar…”
Juan Luis Cebrián, desde mayo de 2018 presidente de honor del diario El País, del que fue su primer director hasta 1988, opina sobre la desastrosa gestión de Pedro Sánchez, un presidente que tiene hoy polarizados a los españoles: “Pero el principal motivo de su derrota en las urnas reside en su activa contribución al enfrentamiento entre los ciudadanos. Sería absurdo suponer que esta polarización política que amenaza, no solo en nuestro país, con destruir el sistema representativo se debe únicamente al atribulado ejercicio del poder que el actual PSOE viene practicando. Pero no cabe la menor duda de que el oportunismo que le caracteriza ha minado las bases de la convivencia y debilitado la estabilidad del Estado de derecho.”