Si el horror que Venezuela está viviendo fuera producto, en muy buena parte, de una mala administración de derechas, o si Nicolás no fuera el heredero de Hugo, ¿estarían tan callados los gobiernos del vecindario? Qué va. Estarían solidarizándose con el pueblo atemorizado, con la oposición amenazada, con la prensa amordazada, con los derechos humanos pulverizados, con la corrupción disparada y con la calidad de vida pauperizada. Como Fuenteovejuna, todos a una, estarían expulsando de Unasur, a voz en cuello, al Estado incompetente y anunciando, además, la interposición de una denuncia ante la CPI. El bullying “diplomático” brillaría en pleno esplendor.
Pero cuando el iceberg va por dentro, los socios del Club miran para otro lado. Chitón que Maduro es el duro de la región. Vergonzoso. No solo lo que está pasando en Venezuela, lo que está pasando con Venezuela. Porque hay principios indiscutibles que rigen por igual a godos y a progres; tengan o no petrodólares, vean o no pajaritos animados, sufran o no de síndrome de conspiración. Máxime si fue el voto popular el que los entronizó en los altares gubernamentales. Ahí sí que es imperativo cuidar de que honren la democracia. Algunos se pegan unas desdobladas…
(Los datos que circulan por la red son de nolopuedocreer. La agencia Moody´s sitúa al país en riesgo de quiebra para 2015; la contracción del PIB, en el 2014, fue del 4 %, el peor de América Latina, y el déficit fiscal supera el 10 % del PIB; los ingresos por hidrocarburos, de cuya exportación depende el 90 % del ingreso fiscal, caerán en 25.000 millones de dólares este año; la economía retrocederá en un 5 %; la inflación podría llegar a un 90 % y ya, con el 70, es la más alta del mundo; la pobreza se extiende sobre el 49 % de las familias).
Es desesperanzador, cada vez más, constatar que la mayoría de quienes se atosigan de poder, provengan de la entraña que provengan –la izquierda o la derecha, igual da, los extremos se juntan–, acaban gordos, ricos y déspotas. Y rodeados de acólitos turiferarios. Y de homólogos cómplices. Pero la historia acabará poniendo a cada quien en su lugar. Ojalá.
(Más datos: La popularidad del presidente Nicolás Maduro se desplomó hasta rozar el 20 %; las muertes violentas sumaron 25.000 el año pasado, una cantidad pornográfica para un país que no está en guerra; los productos básicos de la canasta familiar son tan difíciles de conseguir –las colas pueden durar 7 horas– que la gente añora los días en que solo faltaba papel higiénico; y lo que ha pasado con directores y dueños de medios de comunicación, estudiantes que salen a marchar contra El Régimen y cabezas visibles opositoras al mismo, huele a represión).
Triste papel el de Unasur que tiene que hacerse el de la vista gorda con lo que ocurre de la Casa Rosada al Palacio de Miraflores, pasando por muchas otras residencias oficiales. Shhh, se pueden molestar los jefes y con el puesto no se juega. “Lo que usted llama silencio de Unasur, yo lo llamo prudencia y diplomacia. Nuestro papel no es atizar incendios sino apagarlos… Nuestra tarea consiste en buscar canales discretos y efectivos para que las cosas se arreglen o se mejoren a través del diálogo… No puedo hacerme vocero, ni mucho menos intérprete, de los cancilleres de Unasur”, dijo, entre otras cosas, el expresidente Samper en entrevista reciente con El Tiempo.
Criterios pertinentes, en teoría. En la práctica, cuando convienen. Por ejemplo: las flores que le ha echado a Maduro en público, ¿han sido a título personal, o en su calidad de secretario general de Unasur, o cumpliendo un mandato de los cancilleres? Sea cual sea la respuesta, Maduro se lo agradeció afirmando que “Samper es un hombre de peso en Unasur”. (También en sentido literal, supongo). Y Cristina K. lo aplaudió con este tuit: “Me da la razón Secretario Unasur Dr. Samper caballero honesto cuando digo que el compañero Maduro es un genio financiero”. ¡Genio financiero!, gran título para un tango. (Yo te elogio, tú me elogias). Pero si hay algo que cuestionar o controvertir, Unasur entra a engrosar el renglón que en las encuestas se denomina: no sabe, no responde.
COPETE DE CREMA 1: La palabra “soberanía” pierde la majestad que la caracteriza cuando la usamos como los tres monos japoneses usan sus manos. Para tapar los ojos, los oídos y la boca, y pasar de agache frente a la tragedia de un pueblo cercano.
COPETE DE CREMA 2: Ahora son los periodistas y caricaturistas colombianos los culpables de que Maduro esté trastabillando. Como los de allá son especie en vías de extinción…
COPETE DE CREMA 3: A estas alturas, ¿todavía está supeditado el éxito del Proceso de Paz a que Maduro no se enfurrusque con Santos?