Así, tajante, sin moñas ni subterfugios, es la salida a la mano que más pronto le vemos a la situación social y económica que vive ese país, y que ha llevado a muchas ciudades a parecer tercermundistas, y otras en camino de serlo. Para los que se preguntan qué diablos tenemos que ver con EE. UU, la respuesta está a la vista, todo lo que afecta a ese país, afecta al continente, incluso, a casi toda Europa.
El fracaso conservador está allí, a la mano, no necesita presentación. Se derrumba como potencia mundial económica, se derrumba internamente en todo lo social y recién empieza a derrumbarse como potencia militar sin tener confrontación directa con nadie.
Hace unos días vi un vídeo, donde Alex Soros, el descendiente de uno de los magantes de EE. UU y que acaba de recibir el control de todas las riquezas de la familia Soros, al parecer dijo que el dinero se empleará o se unirá a la política, y que virará a la izquierda sin opciones de retroceso.
Si es verdad que el tipo dijo eso, sería uno de los giros políticos más espectaculares que habrá tenido EE. UU desde su fundación. Lo de la izquierda no es nuevo ni debe asustar a nadie. Ya se demostró que el cuento de Capitalismo como sistema político, sólo era otra estrategia conservadora para persuadir a la propiedad privada como única alternativa política. El capital existirá en cualquier sistema político, pero en los de izquierda parece que es utilizado con mejor disposición y genera las rentas con mayor estabilidad que si el sistema es controlado por las mentes retrógradas del conservatismo. Los asesores de Soros, y él mismo, han debido de poner sobre la balanza cómo están y en dónde están los países de mentalidad de izquierda, o sea, liberales, y en dónde los de mentalidad conservadora, o de derecha, que incluye a los mismos EE. UU. La conclusión está a la vista. Los países europeos de izquierda han logrado más que los de derecha. En América el impedimento lo origina el rencor conservador al creer que, si admiten gobiernos de izquierda, perderán poder y control, cosa que están perdiendo de una o de otra manera. Sin embargo, los pocos gobiernos de izquierda en Latinoamérica han logrado más que los eminentemente derechistas conservadores, y ahora neoconservadores, sin que el capital, o el capitalista, pierda su poder adquisitivo. Al contrario, ha mejorado en muchos aspectos.
Para entender al conservatismo, vamos a la religión. El mundo ha cambiado, todo ha avanzado, excepto la religión. Esta sigue estancada con vainas que ya casi está demostrado nunca sucedieron. Así mismo, el conservatismo, que es religioso no sólo por tradición, sino porque es el mayor controlador del capitalismo del mundo desde antes de Jesús, el Cristo, está estancado mentalmente. No vamos a meternos con los pueblos que han dañado a través de su historia, pero es relevante recordar cómo han jodido la mentalidad desde Europa y toda América. Todas las mentalidades en esta área del mundo son conservadoras, o más reciente, neoconservadoras. Los pocos esfuerzos liberales que ha habido, son estigmatizados como los siempre publicitados peligrosos izquierdistas. En cambio, Asia ha tomado la delantera mental y estructural haciendo parecer a su gente más inteligentes, cosa que no es cierta. Es la forma de cómo se imparte la educación en todas las esferas sociales. En Europa y toda América, la educación que se imparte a la población es conservadora, esto es, toda mentalidad dirigida a más de lo mismo, como los borregos, donde sólo el capataz y luego el hijo del capataz y más tarde el hijo de este, son quiénes determinan a dónde deben ir, qué y cómo deben creer. Los por qué son señales inequívocas de subversión. La educación del asiático es amplia, va dirigida a enseñar para cuando esa generación tome las riendas de la sociedad y de sus países, puedan ser proactivos y productivos. Esa es, básicamente, la diferencia entre liberales asiáticos y conservadores europeos y americanos.
El multimillonario Soros parece que ha visionado que el izquierdismo no es tan peligroso ni dañino como los propagó el conservatismo que controla a EE. UU en todos sus gobiernos, así se dividan en Demócratas y Republicanos, que sería una tajada de la misma torta, pero Donald Trump no es el indicado para llevar semejante hazaña por razones que él mismo ha mostrado a lo largo de su comportamiento y carrera política. El daño más grande está en la mentalidad ególatra del norteamericano, sea el común o el selecto. De allí parte la primera oposición. Biden es el ejemplo más categórico actual. Se trata de recuperar al país que por años se mostró como la potencia del mundo y que hoy está perdida en manos equivocadas, casi sin norte, y saliendo humillada de manera terrible sin siquiera recibir un misilazo que justificaría la cosa con los conservadores, cuya mentalidad guerrerista sólo es una etapa de la incompetencia de que hacen gala porque la enseñanza tradicional no les da para visionar que detrás de la pared blanca, hay un mundo multicolor. Ojalá EE. UU interprete a Soros y tome en sus manos el mundo multipolar, multiétnico y multidimensional, que volvería a llevarlo a donde alguna vez estuvo, y lo más importante, con la dignidad recuperada. Superman y sus muchachos volverían a generar confianza.