Que no nos digan mentiras, ni nos crean y nos traten como pendejos. Lo ocurrido con la adjudicación del contrato para el mejoramiento, rehabilitación y recuperación de la vía Junín – Barbacoas es un claro concierto para delinquir. El diario capitalino El Tiempo, en su edición de febrero 10 de 2015 lo expresa claramente: “La Oficina de Transparencia de la Presidencia de la República le acaba de pedir al Gobernador de Nariño, Raúl Delgado, que revise de inmediato la adjudicación del contrato para el mejoramiento, rehabilitación y reconstrucción de la vía Junín-Barbacoas, tasado en 12.000 millones de pesos provenientes del Sistema Nacional de Regalías”. El asunto se veía venir pues ya los rumores circulaban en nuestra región. Y lo que no hizo o quiso hacer un gobernador lo hicieron funcionarios venidos de la capital de la república. Lo grave y preocupante del asunto es que “El Gobierno detectó que la licitación se entregó al consorcio Vías Nariño 2014, sin que hubiera póliza de garantía”. Hecho a todas luces delicado y que obliga a una exhaustiva investigación de lo ocurrido a la Fiscalía General de la Nación. Entregar un contrato de esta naturaleza y de tales montos a un consorcio sin póliza de seguro equivale a dejar queso en plena ratonera.
Se manifiesta igualmente que “Cuando se indagó por dicho faltante, la Gobernación manifestó que los ganadores entregaron una carta de crédito Stand By, con la empresa Credi Structure S.A.S., firma con un capital de apenas 10 millones de pesos, que reemplazaba la póliza”. Entonces que no nos crean pendejos cuando gobernador y funcionarios salen a decir a los medios de comunicación que no sabían y que gracias a ellos se evitó este millonario desfalco, Y más aún que se diga por parte del gobernador de Nariño que la comunidad de Barbacoas puede estar tranquila por cuanto los dineros en su totalidad no fueron tocados. Cierto, pero gracias a la Oficina de Transparencia de la Presidencia de la república, de lo contrario otra hubiese sido la historia. Por fortuna estos dineros no alcanzaron a ser saqueados, pues todo indica que el propósito no era otro diferente. Cómo es posible que sin pólizas y sin garantía alguna, salvo un documento de poca monta, se firme un contrato con una empresa constituida con apenas diez millones de pesos. Aquí rodó mucha plata y que no nos digan lo contrario, pues todo huele a chanchullo y corrupción en la gobernación de Nariño. O cómo explican un hecho de esta naturaleza. Estamos ante la incompetencia y negligencia de un gobernador que no ha podido proteger los intereses de los nariñenses.
Se presenta, igualmente, una constancia de la Superintendencia Financiera en la que la delegada Rosita Barrios manifestaba que la carta de crédito reemplazaba a la póliza. Se descubre que esta constancia presentada por funcionarios de la gobernación es, igualmente, falsa. Para rematar El Tiempo comprueba que “varios funcionarios de la Gobernación de Nariño visitaron hace algunos días esa superintendencia en busca de la certificación”. Basta este indicio para saber que estamos ante un concierto para delinquir, pues resulta claro que este delito se preparó con cabeza fría y con propósitos muy claros, nos preguntamos cuánto dinero rodó para otorgar este contrato y cuántas manos recibieron el sucio dinero de la corrupción, en la gobernación lo saben y ellos tendrán que decirlo. Es claro y preciso el informe periodístico cuando afirma que “Según consta en los archivos, el 22 de enero estuvieron dos personas en el despacho de Yackeline Arteaga, asesora de la Subdirección de Doctrina de la Dirección”, y aclara que “la Superfinanciera asegura que se les advirtió que ese tipo de garantías solo podían ser expedidas por establecimientos de crédito y se les solicitó que elevaran la consulta por escrito sin que a la fecha lo hayan hecho”. No obstante lo anterior el contrato se firma y en la gobernación de Nariño se procede a dar vía libre a lo pactado.
Al respecto un alto funcionario del Gobierno aclara contundentemente que “Nadie ha expedido esa certificación y estamos al frente de una falsificación de papelería, sellos y firmas oficiales”, y todo pasa por las narices de un gobernador que por toda respuesta hace populismo viajando en carro por la misma carretera que en su gobierno pretendieron robar y asaltar. Dice el mismo diario que “Se espera que hoy mismo la Gobernación de Nariño explique quién entregó dicha certificación y qué va a pasar con la licitación y con la vía, vital para los pobladores”. No hay respuesta, el gobernador viaja a Barbacoas a expresar su “preocupación” sin que aclare sobre los funcionarios que entregaron dicha certificación. Debe iniciarse una investigación inmediata, suspendiendo provisionalmente de su cargo al gobernador mientras se aclaran los hechos y así no tenga injerencia sobre funcionarios y entidades. No olvidemos que ya una vez la procuraduría lo destituyó e inhabilito por diez años en primera instancia y luego, sospechosamente, lo absuelve de todo cargo. Esto no puede ocurrir nuevamente y Nariño no debe ser cómplice de un concierto para delinquir bien fraguado y que comienza a conocerse.
Los barbacoanos pueden dejarse meter los dedos a la boca pues pretenden hacerlos ver como tontos y cotudos que se contentan con el populismo de un gobernador que llega a sus tierras una sola vez por el desastre de carretera que tienen y que los ha condenado al ostracismo y al olvido, en la gobernación se encuentran los culpables, los corruptos, los falsificadores, los mañosos que han hecho del dinero de las regalías su fortín político y electorero. Bueno sería también que alguna entidad de las tantas que tenemos, revise cuidadosamente los dineros de regalías en Nariño pues para nadie es un secreto que mucho de ese dinero ha ido a para a simples estudios multimillonarios de cosas que ya sabemos y que no se resuelven. Ese dinero nos pertenece a todos los nariñenses y se debe utilizar para proyectos de envergadura regional, que impulsen el desarrollo y fomenten la productividad. Amanecerá y veremos si los pájaros resultan tirándole a las escopetas como tradicionalmente ha ocurrido en los anales de nuestra historia regional.