Para Esther Ventura la noche del 14 de junio del 2011 fue inolvidable. Para empezar el Presidente Juan Manuel Santos la había invitado a la Casa de Nariño para honrarla con la Orden al Mérito Empresarial, esto como abreboca a la celebración del centenario de la empresa familiar que se haría con una gran recepción a la que asistieron 600 invitados en el Country Club de Bogotá. Laboratorios Lafrancol había sido fundada por su tío abuelo Bernard Pauly en Barranquilla a comienzos del siglo pasado. En esa noche pletórica la Orquesta Sinfónica Nacional tocó reconocidas piezas y todo se cubría con una grata atmósfera por el éxito empresarial que había estado liderado por Esther Ventura quien fue presidente de la compañía durante 35 años, apoyada por su esposo el exgerente de Ecopetrol Juan María Rendón.
Nadie sospechaba entonces que el conflicto familiar que había empezado a tejerse a la distancia tomaba presión y estaba a punto de estallar. La protagonista sería Vivianne Ventura, prima hermana de Esther, quien desde Londres -donde vive desde hace décadas-, había despertado el huracán. Vivianne ha logrado ocupar allí un elevado estatus social, reconocida en todas las revistas del corazón por ser la abuela de Scherezada, la esposa de Alfonso Cuarón, el flamante director mexicano de películas tan recordadas como Gravedad o Hijos del hombre
Vivianne, hija de Michael Ventura Pauly, un piloto de la Real Fuerza Aérea Inglesa, nació en Londres pero a los nueve meses, justo cuando expiraba la Segunda Guerra Mundial, su familia decidió alejarse del infierno de las bombas y la metralla, para refugiarse en un tranquilo puerto del Caribe llamado Barranquilla donde vivía el tío por el lado materno Bernard Pauly quien trabajaba en la naciente industria farmacéutica. Fue así como su papá Michael junto con Roberto, el papá de Esther, se instalaron en Colombia y tomaron las riendas de la naciente compañía del tío y fundaron el primer laboratorio farmacéutico del que se tenga noticia en el país: Lafrancol.
Siguiendo los pasos de su tío, Roberto había estudiado química farmacéutica en la Universidad Nacional en Bogotá. En un viaje conoció Cali y se enamoró no solo de la ciudad sino de quien sería su futura esposa: Isabel Crispino, mujer con la que tendría sus seis hijos, incluida Esther. Cali marcó también la decisión, por su cercanía con el puerto de Buenaventura, de trasladar la compañía asentada en Barranquilla a esa ciudad en 1948. Su hermano Michael estuvo siempre con él y no solo lo acompañó como socio gerencialmente sino que se trasladó a vivir a la Sultana del Valle a trabajar en la empresa. Nutriéndose de las mieles que salían de los cañadulzales y de la energía de Achincayá, Lafrancol empezó a hacer jarabes y mezclas que la fueron posicionando como el laboratorio farmacéutico más importante de Colombia.
Esther siguió los pasos de su padre y se matriculó a estudiar ingeniería química en la Universidad del Valle, que destilaba inconformidad a finales de los años 60. No se olvidan aún las tertulias que sostenía con compañeros de la época, que como Antonio Navarro Wolf estaban dispuestos a cambiar el mundo. De regreso a Cali después de una especialización en Michigan arribó para enseñar matemáticas y en 1976 tomó las riendas de la empresa. Combinaba su vida matrimonial con Juan María Rendón con sus responsabilidades gerenciales.
Viviane siendo portada de la Revista ¡HOLA!
En cambio Vivianne tomó otro camino de la mano de su madre inglesa. Atraida por los escenarios y el arte, con seis idiomas entre su haber, entró a la Royal Academy of Dramatic Art de Londrés donde terminó becada. Aunque su belleza era más poderosa que sus habilidades como actriz logró un salto inesperado hacia la 20th Century Fox que le permitió trabajar en 17 peliculas de Hollywood al lado de Warren Beatty, Peter O’Toole, Omar Shariff o Roger Moore. En 1965, con veinte años, debuta al lado de Anthony Quinn y James Coburn en Viento fuerte en Jamaica. Al verla en el set, Darryl Zanuck, el legendario productor, le prometió un futuro enorme como actriz que a la postre no se cumplió. La atractiva Vivianne Ventura no podía ser inmune a la desmesura de Hollywood y terminó enredada nada menos que con Roman Polansky, con tal intensidad, que el director de cine polaco la recuerda en sus memorias. Después llegarían otros romances de alto calibre como los que sostuvo con el príncipe Hussein de Jordania, con el magnate constructor de autos John Bentley, o con Julio Iglesias, que la hicieron una habitante de las revistas del corazón.
El verdadero despegue de Lafrancol llegaría cuando los esposos Rendón Ventura, como todo un exitoso tándem, deciden tomar las riendas de la empresa en 1996. Una vez terminó Juan Maria Rendón su paso por la presidencia de Ecopetrol en el gobierno de César Gaviria, se trasladó a Cali para acompañar a su esposa Esther en el esfuerzo familiar: asumió la vicepresidencia ejecutiva mientras ella continuaba con la Presidencia que había asumido desde 1976. El propósito era llevar a Lafrancol a las ligas mayores en el negocio farmacéutico. El ranking de empresas de 2011 colocó al laboratorio en el puesto 264 entre las 1000 empresas más importantes de Colombia con ingresos superiores a los 200 millones de dólares anuales. Una valorización galopante que terminaría alimentando la agria disputa entre las dos primas que reventaría en el 2009 a la hora de vender la compañía a la multinacional chilena CFR Pharmaceuticals.
Los once primos Ventura desperdigados por el mundo se mantuvieron unidos. En 1989 Michael Ventura Pauly murió, dejándoles a sus dos hijos Vivianne y Michael el 15 % de las acciones de Lafrancol que había conservado después de movimientos internos entre los dos hermanos que fueron reduciendo la participación de Michael. Mensualmente Vivianne y Michael recibían los dividendos por sus acciones que le completaban la holgura con la que igual vivía en Londres. Una ciudad en la que se movía al más alto nivel como lo corroboró en su libro Guide to social climbing que fue traducido como Guía del arribista social que se convirtió rápidamente en un Best Sellers y que le abrió el camino al mundo de la elite inglesa. El matrimonio de su hija Scherezade con Zac Golsmith , quien había nacido de la relación de Vivianne con el multimillonario inglés John Bentley en 1974, la entronizó en el gran mundo social londinense. Después de diez años de matrimonio Scherazade, quien conserva el prestigioso apellido Goldsmith, se casó con el director de cine y ganador del Oscar, Alfonso Cuarón, en una boda que Vivianne quiso que brillara, para la cual su prima Esther le prestó $ 50.000 dolares.
La muerte del padre separó definitivamente a los hermanos Michael y Vivianne de Colombia. Entre las decisiones que tomaron, según Esther Ventura, fue la venta de su participación en Lafrancol. Durante los años 1998, 1999 y 2001, fueron reduciendo sus acciones hasta quedar únicamente con el 7%, es decir la mitad de la herencia que les había dejado su padre. Pero la versión de Vivianne es distinta; según ella, solo supo que su participación había disminuido hasta quedar en el 7% en el año 2009 cuando su prima Esther, presidente de la compañía, le informa la decisión de venderle Lafrancol a la multinacional chilena. De cualquier manera los hermanos Michael y Esther recibieron 5 millones de dólares, equivalente al 7% de los $70 millones de dólares que las directivas de Lafrancol reportaron haber vendido la empresa.
Aquí empieza la disputa. Después de haber recibido los 5 millones de dólares, los Ventura de Londres se percataron, según Vivianne, por la prensa colombiana, que Lafrancol había sido vendida por US $562 millones de dólares, con lo cual habían dejado de percibir 35 millones de dólares. De inmediato ella contrató al abogado Jaime Lombana para que la representara en Colombia e instauró una demanda por estafa a finales del año 2011.
Esther reaccionó contratando como abogado para su defensa a Yesid Reyes, quien dejó el caso, como lo hizo con todos los procesos que llevaba en su oficina, una vez fue nombrado Ministro de Justicia en agosto del año pasado. El expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Augusto Ibañez asumió la defensa de Esther Ventura y de su actuación frente a sus socios minoritarios, los primos de Londres. El pleito se les salió de control a las primas Ventura y ahora está en manos de la Fiscalía. El desenlace puede resultar agrio.