Si existe alguien que conozca al presidente Petro es Carlos Alonso Lucio. Ambos militaron en los años 80 en el M-19, pero, eso sí, tomaron caminos diferentes. Por el conocimiento que tiene suyo ha sido un duro crítico desde la campaña, pero sobre todo desde que comenzó su gobierno el 7 de agosto del año pasado. En esta conversación prende varias alertas sobre la base de una descarnada radiografía de lo que está sucediendo en el gobierno y advierte que Petro es una destructiva que hay que frenar antes de que sea tarde y para ello llama a construir una fuerza cívica, ciudadana, que ejerza una verdadera defensa para enfrentar a la fuerza ciudadana y errarle los espacios políticos desde la democracia
Juan Manuel Ospina: Carlos Alonso Lucio tiene dos características para conversar, es un tipo analítico y, además, conoce la mesa por encima y por debajo, siempre es una fuente para avanzar en los temas. Hay tantos temas para hablar, muchos de los cuales los calienta en sus columnas como aquella, una muy fuerte, en la que se atreve a decirle a Petro que tiene que renunciar. ¿Por qué vas tan lejos? Es duro. No hablas de golpe militar sino como de una decisión suya.
Carlos Alonso Lucio: Te agradezco la invitación Juan Manuel. ¿Cómo veo el hoy? Lo primero podríamos decir que Colombia ya abrió los ojos y se dio cuenta que fue un grave error una persona de la condición de Petro, de sus condiciones psíquicas. La discusión es entre los que dicen aguantémonos a Petro durante los tres años que faltan hasta unas próximas elecciones; recogeremos entonces el reguero y seguimos adelante, mientras hay otros que pensamos que lo que tenemos no es un mal gobierno, lo que tenemos es un gobierno amenazante, destructivo.
Lo planteé desde la época de la campaña, dije que me parece que se equivocan los que plantean la discusión desde el punto de vista ideológico, pero es que lo que yo veo es que el problema de Petro no es de ideología, sino que es un problema siquiátrico. El problema de Hitler, de Nerón es u un asunto de psicópatas, y tres años son demasiado largos para que lo aguante el país. Todos los días hay un escándalo, un insulto y esto va a tener unos costos durísimos para el país.
Insisto que la estrategia de Petro no es un cambio sino la miliciación –fortalecer las milicias, es decir civiles armados-, descuartizando al estado, copando territorios. Petro tiene dos obsesiones, basta leer el libro autobiográfico que hay que leerlo; el capítulo se llama la Constituyente del 91, su versión, la de Petro, es que tenemos una constitución neoliberal, producto de que Navarro traicionó la revolución y el pueblo por miedo a los militares y por ese miedo el líder de la AD-M19 pactó con el Presidente Gaviria una constitución neoliberal. Dice Petro de su puño y letra que hubiera preferido que entraran los tanques al recinto de la Asamblea Constituyente porque de esta manera el M-19 habría salido a la calle a defender la revolución.
La segunda obsesión de Petro es que la vida en el planeta se va a acabar por el cambio climático y el responsable de esto es el capitalismo así que hay que acabar con el capitalismo. Por eso el pretender acabar con la Constitución y el Capitalismo. Su proyecto es acabar la economía. El proyecto de Petro no es el cambio sino destruir lo que hay.
JMO: O sea que él sigue con la idea de una Constituyente
CAL: Lo que sí es que su propósito es destructivo; él quiere acabar con lo que hay.
JMO: Uno mirando el plan de desarrollo que le aprobaron valora es que hay una búsqueda de plantear las políticas públicas a partir de las realidades territoriales buscando llegar a las comunidades y dije que acá hay un elemento del espíritu de la Constitución del 91. ¿Estoy haciendo una lectura bondadosa?
CAL: Creo que el planteamiento pareciera conducir hacia allá pero cuando uno lo combina con la milicianización hablar de los territorios no se puede hablar en abstracto. Creo que todos los colombianos sabemos que es necesario superar los problemas del centralismo, pero territorios no son las milicias. Es que, en el Plan de desarrollo estaba el planteamiento de entregarle el manejo del orden público a la Guardia Indígena, que es entre otras cosas la sustitución del poder del estado en el manejo del orden público y entregárselo a grupos que controlan con armas, han generado dictaduras en los territorios que dominan.
Esas regiones están matoneadas por esas milicias como pasó en los Pozos en Caquetá; hay empresas chinas con contratos legítimos que terminaron extorsionadas y las milicias las asaltan; llega el ESMAD a proteger los derechos de la empresa y se encuentra con esas milicias que los torturan, degüellan un policía. El presidente por orden expresa paraliza y le impide a la unidad militar defender a los policías, luego manda al Ministro del Interior y dice que fue un cerco; evacúan a la policía, al ejército les dejan el control a las milicias de Iván Mordisco, la empresa debe evacuar y vemos a esas milicias después ser la guardia personal del señor Mordisco.
Eso mismo ocurre en Caquetá en Arauca, en el pacífico, en el Catatumbo. El tema es si la economía aguanta tres años este fenómeno con el riesgo de que no quede nada. Porque en tres años estaremos viviendo la venezuelización de este país –la presencia de las milicias ha sido clave para sostenerse Maduro en el poder- y hasta peor.
Cuando estos fenómenos ocurren hay tres posibles actitudes posibles: una es bajar la cabeza y pasará lo de Venezuela; otra actitud es caer en la tentación de responder a la violencia con violencia y si los colombianos caemos en esa tentación caeremos en un proceso muy duro; la tercera es construir una fuerza cívica, ciudadana, que ejerza una verdadera defensa para enfrentar a la fuerza ciudadana. No violenta.
Mira lo que pasó con la Guerra Civil Española, o cuando se armaron conservadores y liberales. No podemos caer en el ejercicio de violencias ilegales. Por eso hay que crear un movimiento cívico, ciudadano, una solidaridad ciudadana para hacer que Petro renuncie. Cerrarle los espacios políticos desde la democracia. Como escribí en una columna, con Petro no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
JMO: Lo que dices es preocupante por la realidad que planteas. Es decir, la mayoría de los colombianos sabemos que estamos en una situación muy complicada, no sé hasta donde hemos medido el grado de complejidad en el que estamos. Tenemos una economía precaria, pero da base para mejorar, tenemos instituciones. Pero, oyéndote dejas la idea de que Petro lo único que le interesa es destruir. ¿Destruir para qué?
CAL: El proyecto de Petro no es ni el socialismo ni nada de eso sino destruir para él montarse sobre las ruinas. Es Nerón quemando a Roma.
Aquí la conversación completa:
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