El único milagro Eucarístico registrado en Colombia sucedió en la isla de Tumaco - Nariño, en 1906, y para que fuese catalogado de Milagro, se verificó la mediación prodigiosa de Dios, que confirma la fe en la presencia real del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. En Tumaco la Eucaristía no se transformó en Cuerpo y Sangre, la sagrada comunión fue vehículo para que se realizara una manifestación tan poderosa, que acaparó cien años después la atención del beato Carlo Acutis.
El 31 de enero de 1906, un terremoto acabó con algunas islas del pacífico ecuatoriano y colombiano, la fe del pueblo se volcó hacia la iglesia que era administrada por los frailes Agustinos Recoletos, llenos de temor los habitantes se acercaron llorando y suplicando a los frailes que organizaran una procesión.
El padre Larrondo, encargado de la Iglesia consumió a toda prisa las hostias y reservó solamente la hostia grande, y volviéndose hacia el pueblo, llevando el copón en una mano y en otra a Jesucristo Sacramentado, exclamó: ¡Vamos, hijos míos, vamos todos hacia la playa y que Dios, se apiade de nosotros!
Como todo tsunami, el mar se recogió y creó una pared indestructible, cuando el padre Larrondo se hallaba en la playa, aquella montaña formada por las aguas comenzó a desplazarse hacia el continente que amenazaba destruir la isla.
El fervoroso sacerdote levantó con mano firme y con el corazón lleno de fe en la sagrada Hostia a la vista de todos, trazó con ella en el espacio la señal de la Cruz. La ola avanzó, y sin tocar el copón que permanecía elevado, se estrelló contra el fraile alcanzándole el agua solamente hasta la cintura.
Cuando se percató el padre Larrondo de lo que acaba de sucederle, escuchó del otro fraile el padre Julián, y luego del el pueblo que exclamaban con euforia: ¡Milagro! ¡Milagro!
Así pues, Tumaco, tiene el único mar en el mundo donde el dedo Dios tocó sus aguas, consagrándolas para siempre; por eso se piensa erigir un monumento que recuerde este maravilloso prodigio.
El pasado 25 de mayo la alcaldesa de Tumaco María Emilse Angulo, fue invitada con otros cincuenta alcaldes del mundo, a la finalización del Congreso Mundial de Eco-ciudades Educativas, organizado por la Fundación Pontificia Scholas Ocurrentes y el Banco de Desarrollo de América Latina en Roma. De Colombia sólo fueron invitados dos representantes, y ahí la alcaldesa le entregó al Papa Francisco el diseño de la escultura que se realizaría dentro de las aguas de la isla de Tumaco.
Recordar un acontecimiento llamado Milagro de la Ola, donde cientos de personas fueron testigos, es impulsar una nueva mirada hacia este territorio estigmatizado y cargado de una violencia que no le permite revelar la grandeza de un portento como este.