Hace poco, me encontraba tal vez en el medio de transporte más habitual de todo bogotano, el Transmilenio. Me encontraba sentada detrás de dos señores, entre los cuarenta y cuarenta y cinco años, los cuales me llamaron la atención gracias a el tema del que estaban hablando, tal vez uno de los más nombrados en todas las noticias: la adopción para parejas del mismo sexo.
Me empecé a imaginar lo que dos hombres podrían llegar a pensar de esto y lo rectifiqué cuando presté atención a lo que empezaron a argumentar. Uno de ellos, tal vez el más cínico, dijo que las personas homosexuales no debían adoptar porque estaban enfermos (tal vez, el señor pertenece a la facultad de medicina de la Universidad de la Sabana) y esta enfermedad se podría transmitir a sus hijos, como si fuera varicela, pero aun así, argumentó que el jamás adoptaría a un niño ya que en sus propias palabras “si ellos están en el ICBF, es porque hicieron algo malo” ignorancia pura. Su amigo, quien me hizo pensar que iba a defender los derechos de los niños o de aquellas personas, dijo que no le preocupaba tanto la situación de que dos mujeres adoptaran pero sí, la de dos hombres, ya que los hombres no debían cocinar ni estar pendientes del cuidado del hogar y obviamente del de los hijos, ya que esa función, la de quedarse en la casa y servir de “mantecas” (palabra dicha exactamente por este hombre) era únicamente de las mujeres.
Y eso me llevo a pensar, obviamente soy colombiana y como muchos, amo este país. Lo que no me soportó son las opiniones retrógradas hacía la mujer y aún, la discriminación de los niños por estar en el ICBF esperando ser adoptados, como si ellos hubieran elegido estar ahí, la ignorancia es atrevida, suelen decir. Aparte, la labor de cuidar a los hijos y de servir de “manteca” como tal vez muchos hombres piensan, es una barbarie, hombres que aún piensan que las mujeres debemos estar en la casa cumpliendo todo lo que ellos necesitan porque o si no, no somos mujeres de verdad. Y no se trata de eso, no se trata de quien se queda en la casa, recoge a los niños y hace la comida para todos los integrantes de la familia, no se trata de que dos hombres estén menos capacitados para satisfacer las necesidades de un niño, de que las mujeres solo sirvan para estar en la casa, ese no es el punto. El punto es, que así como una pareja heterosexual puede formar una familia cuando tiene dificultades, las parejas homosexuales lo puedan hacer también, que se dejen atrás los prejuicios en donde la homosexualidad es una enfermedad y que sobre todo, se respete los derechos de las mujeres, que en pleno siglo veintiuno, se siguen viendo vulnerados.
En resumidas cuentas, más que rabia, estos comentarios y opiniones me generan dolor, dolor por Colombia, por algunos habitantes de aquí, que siguen siendo educados de manera machista y con poca énfasis en la igualdad. El mundo y las culturas están cambiando, y es hora de que algunos pensamientos de hombres cavernícolas, queden atrás, por el bien de los niños que esperan una familia, las parejas homosexuales y las mujeres.