Leyendo la nota de Jamal Said, les cuento una experiencia que viví hace poco; salí de Cali hace 30 años; retornando a la ciudad me dirigí hacia el distrito de Aguablanca por una diligencia, oh sorpresa al observar tremendo irrespeto por normas de tránsito de motos en especial y conatos de choques por doquier, peatones cruzando a riesgos las calles y avenidas, grupos de jóvenes en esquinas como esperando algún suceso, sin ocupación.
Recordé aquella ciudad que conocí algún día como la ciudad cívica, ejemplo para las demás; de los Juegos Panamericanos, limpia, ordenada y en las calles los amigos nos reuníamos para jugar ponchados, pelota, etc. Los padres pendientes de entrarnos a casa nos más de las 9.00 pm, se hacía fila para subir al bus en el CAM y en todos los paraderos.
Tanto drogadicto como ahora se ve, tristemente reconozco que ya no queda vestigio de aquella urbe, sectores industriales, cerradas fabricas que operaban se fueron de la ciudad, ademas la ciudad recibio una herencia maldita del narcotrafico donde el dinero facil reemplazo el deseo de trabajar y atrajo todo tipo de desplazados pensando en un mejor futuro en una ciudad sin Dios ni Ley.