Países como Italia, Grecia, Turquía, España han definido la orientación de sus gobiernos eligiendo representantes de derecha con propuestas, programas e ideologías así consideradas: seguridad, crecimiento económico, ultracapitalismo, libre competencia, disminución de la intervención estatal, etc. Las derrotas las sufrieron aquellas propuestas de ‘izquierda’ que propenden por mejorar la distribución del ingreso y la riqueza, reformas sociales, enfoque de solidaridad, ampliar el Estado Bienestar, defensa de los Derechos Humanos, políticas ambientales, etc. que se autorreivindican como ‘progresistas’.
Ese éxito de la ‘derecha’ invita a entender la razón de esta tendencia, cómo y dónde se manifiesta, y cuál o cuáles pueden ser los temas de mayor incidencia para que los electores opten por estas escogencias.
El componente de nacionalismo parece ser un punto común y bastante fuerte, como se ve no solamente en las grandes potencias con Putin y la desconcertante fuerza de Trump en EE. UU.
La Rusia de los zares fue el imperio más grande en su momento; convertido en Unión de Republicas Socialistas Sovieticas pasó a ser el segundo más poderoso controlando además los paises del Pacto de Varsovia. Su implosión le quitó la ascendencia sobre esos estados pero sobre todo la despojó de lo que era su propia órbita (Ucrania, Georgia, Bielorusia, etc). Quedó reducida en tamaño y en poder, solo con un poderío, en un Estado en crisis económica y fracasado políticamente. Eso recibió Putin y gracias a bonanzas y buenas medidas respondió a las expectativas ese pueblo con el eslogan de “no olvidemos nunca que Rusia es una gran Nación “ (cosa que ‘Occidente’ no entendió)
Las derrotas y empantanadas en varias o todas las guerras locales han representado para el americano medio un gasto infructuoso y una sensación de fracaso de esa política exterior. No superaron la derrota de VietNam, ni lo inútil de la engañosa guerra de Irak, ni ahora la vergonzosa retirada de Afganistán; Trump apela a lo que llama los verdaderos americanos (WASP – White, Anglosaxon and protestant), hace sentir que los migrantes son extranjeros y que Estados Unidos perdió el ADN que le dio la grandeza pasada. El MAGA (Make America Greta Again) apela a ese nacionalismo similar al de Putin. La posibilidad de que triunfe vendría eventualmente de la emotividad que esto despierte.
Pero también en Turquía Erdogan recuerda las áreas y la dimensión de lo que fue el imperio otomano; en Grecia gana la vehemencia proclamada ante las amenazas turcas; en España entra en juego la posición que se asume ante los deseos independentistas de Cataluña; Forza Italia y Hermanos de Italia vencen al Partido Socialdemócrata.Los países tienden a encerrarse para solucionar sus problemas y pierden fuerza los intentos que buscan universalizar valores (medio ambiente, Derechos Humanos, el Hambre y la pobreza)
Pasamos de la etapa de la Guerra Fría donde la confrontación era entre dos modelos económicos y de Estado concretos, a algo parecido a la agitación ideológica que llevó a la confrontación entre totalitarismos y la Segunda Guerra Mundial; hoy son los partidos nacionalistas y el progresismo los enfrentados.
Hoy son los partidos nacionalistas y el progresismo los enfrentados
En Colombia no existen partidos ni posiciones ideológicas, o propuestas económicas, o de contenido político, ni colectividades estructuradas para cumplir esa función.
El equivalente del nacionalismo al apelar al sentido de ‘patria’ para justificar la represión contra las ‘izquierdas’ tuvo relativa presencia con el uribismo. No fue Uribe quien creó él paramilitarismo, pero, que haya sido él quien buscó ese apoyo o que fueran los paramilitares quienes lo encontraron a él, fue bajo su gobierno que se expresó el proyecto de ‘refundar la Patria’. En todo caso la fuerza emocional y el eventual uso de ese argumento parece qué pasó.
Petro fue elegido por la protesta social y en sus planteamientos de imagen se proyecta como vocero de lo que ese ‘patrioterismo’ ha relegado a un segundo plano. No propone engrandecer a Colombia sino enfatiza los valores universales (la vida, el medio ambiente, derechos humanos), no en contra de la globalización sino proponiendo reorientarla hacia ellos.
Es probable que su ‘progresismo’ no esté en la cresta de la ola ni en la onda internacional ni en lo interno. Pero, sea por rezago porque siempre estamos a la penúltima moda, o porque elegimos un visionario -como el mismo se ve-, el progresismo es donde estamos alineándonos.