Una tarde de 1936, Jorge Eliécer Gaitán bajaba por la quebrada Sanjuanito, en pleno centro de Bogotá y vio a dos mujeres arrodilladas que se machucaban intentando lavar su ropa. Las vio tan magulladas, que inmediatamente se le ocurrió construir unos lavaderos comunitarios en ese lugar para que las mujeres fueran a lavar sin tantas afugias.
Habló con el señor Gustavo Ronderos para comprarle su predio. El hombre resultó siendo, como la mayoría de personas de esa época, gaitanista. Así que le cedió al líder liberal su propiedad. Ese mismo año, erigió estos 32 cubículos que iban a ser cientos, si Gaitán se imponía en las elecciones presidenciales de 1950.
Sin embargo, dos años antes, cuando salía de su oficina de la Carrera Séptima, lo mataron a balazos. Desde entonces, las lavanderas de este lugar se han apoyado ellas mismas. La Alcaldía jamás les ha dado algún tipo de ayuda. Ellas creían que las condiciones con la feminista Claudia López cambiarían, pero nada de esto ha sido realidad.
Antes de la pandemia, iban a este lavadero veinte personas, ahora van 12. Pagan 2.000 pesos al mes para lavar todo lo que necesitan y están carnetizados. Después de la muerte de Luis Alberto Tovar, el anterior presidente de la Junta de Acción Comunal fue reemplazado por José Arturo Moreno Méndez, quien nos atendió y gracias a él, pudimos hacer este video:
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