Para un verdadero empoderamiento de la sociedad civil en espacios rurales y urbanos en Colombia, es fundamental reconocer la organización, los planes de vida y las acciones colectivas como una apuesta de construcción de territorio. La clave para construir una agenda de paz, está en poder incidir colectivamente, fortalecer los nuevos liderazgos en la toma decisiones, el fortalecimiento de procesos sociales de las organizaciones, la participación comunitaria en la búsqueda e implementación de soluciones y auto marginalización a la exclusión social por parte del estado y gobiernos de turno.
La generación de espacios de reivindicación social, y empoderamiento de la sociedad civil debe jugar un papel preponderante con distintas variables sociales, donde se genere nuevas estrategias del cambio local para las acciones colectivas, donde se potencie nuevos liderazgos sociales como parte del desarrollo local de las ciudades. Pensar en ciudad región nos permite contribuir en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos posibilitando un desarrollo regional, contribuyendo trabajar por las necesidades locales, y al desarrollo comunitario para potenciar los ejes social, trabajo, ambiental, económico, cultural y visibilización de territorio hacia la ciudad con justicia social.
Los saberes populares, ancestrales y el conocimiento científico debe empoderar a la sociedad civil, fortalecer la participación de la ciudadanía, la recuperación de la memoria histórica de las comunidades ya que esto genera una apropiación social del conocimiento, esto nos permite un desarrollo integral en el mejoramiento de las prácticas para un buen vivir, la responsabilidad social y el trabajo en equipo permite un fortalecimiento a los procesos organizativos ya que estos contribuyen a generar propuestas de la comunidad y seguir generando bienestar y mejorar la calidad de vida de la sociedad.
La democratización del poder permite alcanzar el estado de bienestar vinculando a un bienestar de la comunidad con el fortalecimiento de los saberes. La creación de nuevos conocimiento permite que el trabajo en conjunto con los sujetos políticos y actores de cambio, generen un entorno más amable y da la posibilidad de fortalecer el trabajo en equipo, trabajando con las fuerzas vivas del barrio, comunas, veredas, ciudades, región y país. Trabajar mancomunadamente y una participación activa genera nuevos retos sociales, de coordinación, articulación y una transformación social; apostémosle al desarrollo social y mejoramiento de un buen vivir.
Las prácticas comunitarias tiene como fin integrar a la comunidad en un ejercicio de formación en donde se pone en común las necesidades sociales, la construcción de poder desde la ciudadanía, buscando aportar al desarrollo social a través del territorio con una mirada de inclusión social, disminuyendo los índices de la violencia, apuntando a los espacios de trabajo en conjunto con la comunidad, desarrollando las capacidades en la ciudadanía y coordinación con los agentes del entorno nos da la posibilidad de fortalecer el trabajo en equipo. En esta medida la construcción de poder con las fuerzas vivas del barrio y la comuna siempre será un ejercicio mancomunadamente, en términos de retos de coordinación, los mismos miembros de la comunidad desarrollan el trabajo de articulación combinando virtuosamente, lo político del más alto nivel con gran solidez de trabajo en equipo.