Uno de los primeros actos de Guillermo Alfonso Jaramillo al posesionarse como ministro fue la firma del registro de intereses privados que se exige por ley a todos los funcionarios de su nivel. Cuando tuvo que describir los riesgos de conflicto de interés declaró que su esposa, Beatriz Eugenia Gómez Consuegra, se desempeña como superintendente delegada para la vigilancia para los prestadores de servicios de Salud.
Aunque no es cierto que vaya a ser investigado por los órganos de control, ya que su declaración se produjo en los términos en los que exige la ley, la presencia de ella en ese cargo público sí puede limitar su independencia en el cargo como cabeza de la cartera de la Salud.
Los dos ya lidiaron con una situación similar cuando el hoy presidente Gustavo Petro fue alcalde de Bogotá y nombró a Jaramillo secretario de Salud, mientras que Beatriz Eugenia gerencia el hospital de Usme, que dependía del despacho de su pareja. La única diferencia entonces es que ella llegó al cargo por concurso de méritos.
La otra sombra del conflicto de interés que se cierne sobre él se relaciona con la estrecha relación de amistad y política con el recién posesionado presidente de Coljuegos; Marco Emilio Hincapié. Coljuegos es la entidad que administra los recursos captados para la salud de los juegos de suerte y azar.
Ahora sus críticos han puesto en duda la veracidad de sus estudios de especialización como médico en el exterior y han hecho llegar quejas a la Procuraduría, la mayoría de ellas anónimas, lo que sugiere que se trata de motivaciones políticas en su contra.
Uno de ellos pregunta como es posible que una persona que empezó en el servicio público a los 26 años como concejal de Armero, luego fue diputado a la Asamblea del Tolima, dos veces gobernador, dos veces alcalde de Ibagué, secretario privado y secretario de Salud en la Alcaldía de Bogotá y además de senador -casi sin intervalos en el tiempo- haya tenido tiempo para formarse como médico con importantes especialidades.
Sus cuentas indican que no parece posible que alguien que debió cursar el pregrado de Medicina que dura 13 semestres, con un año rural incluido, haya tenido el tiempo necesario para cursar durante cuatro años una especialización en cirugía cardiovascular en Austria y otra en cirugía pediátrica en Suecia, que dura no menos de tres años.
Jaramillo ha demostrado tener una coraza fuerte ante ese tipo de ataques y ha respondido con serenidad. Lo hizo, por ejemplo, cuando estuvo secuestrado por la guerrilla y dijo haber escapado de sus captores nadando por un rio cuyo lecho debería estar seco por la fuerte temporada de verano.
También le puede interesar: Tres tolimenses petristas con el ojo puesto en el negocio de los juegos de la suerte
