Si hay alguien o algo que defenestrar en Colombia es el miedo para cambiar la sociedad. Un elogio a la locura.
Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo (Julio Cortázar)
Colombia es un país hermoso y lleno de contrastes. A pesar de su belleza natural, su riqueza cultural y su gente amable y trabajadora, Colombia también ha sido objeto de múltiples desafíos sociales y políticos a lo largo de su historia. La violencia, la corrupción, la pobreza y la desigualdad son algunos de los problemas que enfrenta la sociedad colombiana en la actualidad. Pero ¿es posible cambiar esta realidad? ¿Podemos hacer algo para transformar nuestra sociedad en un lugar más justo, equitativo y pacífico?
En estas líneas, exploraré la idea de que el cambio social requiere de un "elogio a la locura", es decir, de una actitud radical y valiente que desafíe los paradigmas establecidos y busque formas nuevas de pensar y actuar en el mundo creado por nosotros los humanos.
La locura se ha considerado tradicionalmente como una enfermedad mental que debe ser tratada y controlada. Sin embargo, algunos pensadores y filósofos han considerado la locura como un elemento necesario para la creatividad y la innovación. En el campo de la psicología, la locura se ha visto como un estado de desorden y desorganización mental que puede ser utilizado como un medio para la transformación y el cambio.
En primer lugar, es importante reconocer que la sociedad colombiana ha experimentado importantes avances en las últimas décadas. La reducción de la pobreza, la mejora de la educación y la salud, el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la apertura al mundo son algunos de los logros que debemos valorar y celebrar. Sin embargo, también es cierto que estos avances han sido desiguales y que persisten problemas graves en algunos sectores de la sociedad. Por ejemplo, la violencia sigue siendo una realidad cotidiana para muchas personas en zonas rurales y urbanas, especialmente para aquellas que pertenecen a grupos marginados como los indígenas, afrodescendientes o LGBTI. Además, la corrupción es un problema que afecta a todos los niveles de la sociedad y que impide el desarrollo económico y social del país.
Ante estos desafíos, es necesario que los ciudadanos colombianos asumamos un papel activo en la transformación de nuestra sociedad. Pero ¿cómo hacerlo? En mi opinión, la clave está en adoptar una actitud de "locura", es decir, en atreverse a pensar y actuar de forma diferente a como lo hemos hecho hasta ahora, o en términos de Hannah Arendt, renacer desde el discurso y la acción en la esfera pública con los otros (Arendt, 2021). La locura no implica no obstante perder la razón o actuar de forma irracional, sino más bien tener la valentía de cuestionar los paradigmas establecidos y buscar nuevas formas de solucionar los problemas que enfrentamos.
En este sentido, la locura puede manifestarse de muchas formas. Por ejemplo, puede ser la decisión de una comunidad campesina de abandonar los cultivos ilícitos y apostar por la agricultura sostenible y el turismo rural como alternativa de desarrollo. O puede ser el gesto de un joven que decide involucrarse en la política para luchar contra la corrupción y las desigualdades sociales. También puede ser la iniciativa de un grupo de mujeres que se organizan para defender sus derechos y mejorar las condiciones de vida en sus comunidades.
Otro referente de esto es el movimiento estudiantil colombiano, que ha utilizado la locura como un elemento clave para su éxito. Los estudiantes han desafiado las normas y los valores existentes, y han propuesto soluciones creativas para los problemas sociales. Han utilizado la música, el arte y la creatividad para llamar la atención sobre los problemas sociales y para movilizar a la sociedad colombiana.
En todos estos casos, la locura implica un acto de valentía y de desafío a las estructuras y los paradigmas establecidos. En lugar de aceptar pasivamente la realidad, estas personas deciden actuar de forma proactiva para transformarla. Y aunque puedan enfrentar obstáculos y resistencias, su actitud de "locura" les permite perseverar y seguir adelante en su lucha por un mundo mejor.
Contexto
En Colombia, desde la conquista española hasta la actualidad, se han sucedido diferentes situaciones que han marcado la evolución del país. En este contexto, el papel del poder ejecutivo se ha vuelto cada vez más relevante. En efecto, el ejecutivo es el encargado de llevar a cabo las políticas públicas, apalancado en la movilización social de acuerdo con la estrategia del actual gobierno, que permitan cambiar la sociedad colombiana.
La locura del Poder ejecutivo.
El cambio es difícil, especialmente cuando se trata de cambios sociales. Para cambiar la sociedad, es necesario desafiar las normas establecidas, vale decir, en palabras del filósofo Darío Sztajnszrajber, es salirse de la sempiterna normalidad hegemónica, que obliga actuar bajo la axiología de las mayorías; cuestionar las estructuras de poder y proponer alternativas radicales. En correlato, se requiere de una dosis de locura. Esta locura se manifiesta en la capacidad del ejecutivo para imaginar un futuro diferente, para creer que es posible cambiar la realidad y para actuar en consecuencia. La locura del ejecutivo es necesaria porque permite pensar en términos de posibilidades y no solo de limitaciones de acuerdo con las hipótesis planteadas en 1511 en el texto el “Elogio de la Locura” (De Rótterdam, 2019).
La locura del ejecutivo se puede observar en algunos de los líderes que han llevado a cabo transformaciones significativas en Colombia. Por ejemplo, Gustavo Petro, el exalcalde de Bogotá, y actual Presidente de los colombianos, es un ejecutivo que desafió las normas establecidas y seguramente una alternativa radical para transformar la ciudad. Petro cuestionó la forma en que se habían llevado a cabo las políticas públicas en Bogotá y mejoraron un modelo de ciudad más equitativo y sostenible. Petro fue criticado por muchos sectores, pero su locura lo llevó a llevar a cabo acciones que transformaron la ciudad. Al final de su mandato, Bogotá se convirtió en una ciudad más habitable y justa.
La valentía del ejecutivo
La valentía es otra de las cualidades que se requieren para cambiar la sociedad colombiana. La valentía se manifiesta en la capacidad del ejecutivo para enfrentar los desafíos y las adversidades que se presentan en el camino hacia el cambio social. La valentía implica la disposición para asumir riesgos y para tomar decisiones difíciles; en esa dirección se inscriben el conjunto de reformas estructurales presentadas a iniciativas del ejecutivo como son la tributaria, ya en ejecución, la de la salud, la laboral, la pensional, la reforma agraria y la estratégica fallida reforma política.
En general, la locura también puede ser vista como un elemento liberador para las personas que han sido oprimidas y marginadas en la sociedad colombiana. La opresión y la marginación puede ser vistas como una forma de locura que ha sido impuesta por la sociedad. La locura puede ser utilizada como una forma de resistencia contra esta opresión y para liberar a las personas de las restricciones impuestas por la sociedad.
A manera de síntesis parcial, si hay algo o alguien por defenestrar es el miedo a las reformas propuestas por el gobierno del cambio, para hacer de Colombia un país nuevo, hacia la paz social pilar de la paz total, arrebatada desde tiempos remotos.