Ha tenido mayor notoriedad como oficial en retiro que cuando fue coronel activo del arma de Caballería del Ejército o comandante de la Escuela de Aviación. Así ha ocurrido pese a que era un tropero bien entrenado y estudioso, piloto de helicópteros, paracaidista, comando terrestre lancero y buzo, además de uno de los más destacados alumnos de su promoción.
Cuando tuvo que vestir de everfit, después de haber visto frustrado su sueño de llegar a general, John Marulanda vio en los medios a sus mejores aliados. Inicio una prolija carrera como escritor y analista de temas de seguridad y con sus estudios en disciplinas afines ala ciencia política y a las relaciones internacionales, inició su carrera como analista y consultor.
Desde entonces es frecuente verlo y oírlo en entrevistas o participando en foros y opinando sobre los temas de su especialidad. El ascendiente que ha cobrado gracias a ello lo convirtió en el primer presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares (Acore) que no alcanzó el máximo grado en el escalafón castrense.
Cuando eso era una novedad, fue el primer escritor especializado que se refirió a la entonces guerrilla de las Farc como a un cartel del narcotráfico y logró un impacto fuerte sobre la doctrina militar de los 80, cuando el alto mando acuñó la expresión “narcoterrorista” para referirse a cualquier medio de esa organización armada.
Pero en los clubes militares y en las ceremonias de las Fuerzas Armadas siempre ha sido un invitado especial. Al cuartel general de las Fuerzas Militares ha tenido el mismo acceso que los generales, pues es visto como un consultor. Su prestigio se ha hecho extensivo a las facultades universitarias donde dicta clases sobre temas complejos como el terrorismo yihadista.
Hasta hoy, John Marulanda ahora había generado controversias académicas, pero parecía ajeno a los debates y a las beligerancias políticas. Ahora su perfil es otro por cuenta de una declaración periodística en la que comparó el fenómeno de opinión generado por las actuaciones del presidente Gustavo Petro en el poder con las que llevaron a la cárcel al mandatario peruano Pedro Castillo. Utilizó la palabra “defenestración” -sinónimo de muerte- para referirse a la caída del jefe del Estado peruano.
Aunque luego quiso moderar algunas de sus palabras y recoger otras, Petro acusó recibo en sus redes y a través del twitter, como es su costumbre, comenzó a elaborar a partir de las palabras de Marulanda una teoría de la conspiración.
“¿Por qué conspiran para un golpe de estado? Porque les aterroriza que acabemos la impunidad. La verdad los acobarda tanto que van al desespero”, escribió Petro.
“Ocultan judicialmente lo que ya la sociedad sabe: la corrupción enorme del estado y el genocidio, la violencia y el terror desatados sobre el pueblo, son dos caras de la misma moneda”, agregó.
Así, el presidente tiene un compendio ampliado de sus más recientes peleas, que han incluido al Fiscal General de la Nación y a los medios de comunicación, a los que acusa de “manipular la realidad” cuando sus contenidos no son favorables al gobierno.
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