Sin esa no contemporaneidad a sí del presente vivo, sin aquello que secretamente lo desajusta, sin esa responsabilidad ni ese respeto por la justicia para aquellos que no están ahí, aquellos que no están ya o no están todavía presentes y vivos, qué sentido tendría plantear la pregunta ¿dónde?, ¿dónde mañana?
Jacques Derrida
A propósito de reconocer los alcances y efectos del fenómeno paramilitar en Colombia, ¿De qué habló Salvatore Mancuso el pasado miércoles 10 de mayo en la Jurisdicción Especial de Paz? Confesó cosas que se saben en varios territorios, pero que su declaración precisa, recrea y amplifica; veamos una breve reseña de lo más significativo del testimonio:
Dice Mancuso que el comenzó entregando información al ejército en su operación contrainsurgente, participando de la formación de redes de informantes ante la presión que ejercían grupos guerrilleros en su actividad económica. Explica cómo generó mecanismos de comunicación entre las fuerzas militares y comunidad organizada a través de unidades dispersas que se formalizaron a través de las Convivir, creadas por el Estado y promovidas por autoridades civiles y militares a nivel regional y ampliadas posteriormente a todo el territorio nacional. Cuenta que recibió capacitación por parte del ejército en manejo de seguridad, pasando por operaciones de inteligencia, contrainteligencia, manejo de armas y operaciones especiales, mimetizando ese entrenamiento con procedimientos y distintivos de policía cívica.
Narró el confeso paramilitar la manera como ejerció en sus inicios el rol de guía del ejército en operativos contra la insurgencia y paulatinamente amplió sus redes de apoyo en Córdoba y el Urabá, pasando de ser informante a constituirse en un agente operativo activo contrainsurgente. Reportó el asesinato de civiles, especialmente población campesina, que se identificaban de forma estigmatizada y ligera como apoyos de la guerrilla, cuando adelantaban operaciones en compañía de fuerzas militares y en las tareas crecientes de control territorial.
Recreó la conformación de grupos paramilitares para el combate directo con la insurgencia y la experiencia de estructurar las autodefensas campesinas de Córdoba y Urabá como estrategia ofensiva, que se coordinaba con la ampliación de las Convivir y el vínculo estrecho con sectores políticos y militares. Estableció el mecanismo o metodología de promoción entre élites políticas, gremios y organizaciones civiles de la expansión de una cadena de muerte y crimen entre las Convivir, las élites regionales, las autodefensas y las fuerzas militares que se expandió por múltiples territorios del país.
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Mostró la planeación y ejecución con premeditación y alevosía de masacres y actos de desplazamiento y despojo de múltiples comunidades que se ejecutaban en conjunto con la policía y el ejército
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Evidenció la construcción de bloques paramilitares especializados de combate, conocidos como la AUC, para hacer acciones conjuntas con la contraguerrilla del ejército, en las cuales se hacían operaciones irregulares y se asesinaban campesinos y población civil en los territorios. Mostró la planeación y ejecución con premeditación y alevosía de masacres y actos de desplazamiento y despojo de múltiples comunidades que se ejecutaban en conjunto con la policía y el ejército, pero que beneficiaban a civiles, políticos y empresarios.
Relató la forma como altos mandos militares, autoridades civiles y empresarios presionaban para que se dieran bajas guerrilleras y/o afectación grave a poblaciones relacionadas con ellas, desarrollando innúmeros casos de ejecuciones extrajudiciales, configurando en muchas ocasiones lo que se conoce como “falsos positivos” para publicitar muertes en combate cuando en realidad eran población civil. Explicó el dispositivo de financiación y los protocolos cotidianos de orden operativo que encubrían el funcionamiento ilegal con convenciones legales de tipo financiero, jurídico, logístico y administrativo que garantizaban las operaciones armadas; especialmente presentó la forma como se generó un tráfico de armas descomunal, por la vía de la compra y entrada ilegal de armas de guerra al país, validado por las FF. MM.
Describió el manejo político de las autodefensas y las características de su proyecto de poder territorial, mediado por la promoción de una economía de acumulación de tierras en contubernio con grandes capitales, por el control de estructuras públicas locales y regionales, y especialmente su vínculo con el narcotráfico y otras economías ilegales. Observó las relaciones políticas de orden nacional e internacional, desarrolladas en función de afrontar la guerra irregular que adelantaron y las posibilidades de paz, evidenciando la presencia de importantes corporaciones, empresas y grupos políticos cohonestando con el delito.
Salvatore Mancuso seguirá dando su testimonio en los días subsiguientes, sólo ha entregado algunos ejemplos y compromete compartir toda una trama social de este lúgubre capítulo de la vida colombiana; la JEP tiene la tarea de evaluar su aporte y darle vía a la tarea de verdad, reparación y reconciliación, las ciudadanías tenemos la tarea de escuchar, de entender, de contrastar y de aprender para no permitir que se repita esa historia que se tomó campos, regiones y ciudades. Vamos Colombia que la meta es la paz, la justicia, la reconstrucción de un dolido tejido social, romper con los ciclos de impunidad que nos han atrapado dolorosamente.