La crisis política desatada cuando se disolvió la coalición política de gobierno sigue debilitando las cuotas del partido conservador en la administración de Gustavo Petro. Una de las primeras decisiones que Ricardo Bonilla tomó al posesionarse como ministro de Hacienda fue la de aceptarle la “renuncia protocolaria” a Roger Carrillo Campo, presidente de Coljuegos.
Carrillo era cuota de Efraín Cepeda actual presidente del directorio del partido y ostentaba una amplia capacidad de manejo burocrático en una entidad que maneja un presupuesto anual del billón de pesos y cuyas utilidades, nutridas con dineros de los juegos de suerte y azar destinados en la salud, se acercan a los $800.000 millones.
El revelo que llega a Coljuegos es Marco Emilio Hincapié, un abogado tolimense que ha sido dos veces magistrado del Consejo Nacional Electoral, a donde llegó impulsado por su paisano, el entonces registrador Carlos Ariel Sánchez.
Tras su paso por ese organismo Hincapié se convirtió en un prospero constructor; aunque algunos de sus proyectos inmobiliarios avanzaron en medio de pleitos por tierras que fueron indebidamente ocupadas.
Aunque tiene un origen liberal, Hincapié se aproximó a Petro en los tiempos de la Bogotá Humana, siendo actualmente el secretario general del movimiento Colombia Humana. Fue asesor de la alcaldía de Petro e hizo parte de la plana directiva de la Lotería de Bogotá.
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