La llegada del actual Gobierno trajo consigo la posibilidad de restablecer las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela y abrir las fronteras. Migración Colombia estima que en el país hay 2.5 millones de venezolanos, una cifra que podría ser mayor teniendo en cuenta el tránsito de miles de personas a otros destinos por el territorio nacional.
Ante este nuevo panorama y considerando que ha pasado más de un año desde que el gobierno colombiano presentó el Permiso por Protección Temporal (PPT) para migrantes venezolanos, es inevitable preguntarse si la migración de esta población en Colombia cambiará para este 2023. La respuesta puede tener varias aristas, sin embargo, la realidad es que un gran número de ellos, a pesar de la reapertura de las fronteras, llegó para quedarse.
Debido a la aparente “estabilidad” en Venezuela en los últimos meses y una modesta recuperación económica, algunos sectores tenían altas expectativas de un regreso masivo de los migrantes a su país. No obstante, solo una pequeña parte de ellos emigraron y hoy continúan buscando oportunidades laborales y profesionales en nuestro país. El 80% de la población migrante con la que, desde Kuja Kuja, hemos establecido contacto nos expresó que, más allá del panorama político y económico por el que atraviesa Colombia, desea quedarse e instalarse en el país gracias a la cercanía que pueden tener con sus familias que todavía están en Venezuela, a la similitud entre ambas culturas, a la expectativa de acceso a oportunidades de empleo (aunque hoy en su mayoría informal) y la posibilidad de cubrir necesidades básicas de alimentación.
Aunque la mayoría de los migrantes venezolanos desean quedarse en el país, existen varias preocupaciones sobre su estadía. Actualmente, los migrantes se enfrentan a un dilema frente a la implementación del PPT establecida por el Gobierno nacional que implica que ya no requieren la asistencia humanitaria que había estado supliendo muchos vacíos en servicios básicos y vitales. Lo que implica que, de no ser transitados correctamente al sistema público, pueden exponerse a que su situación empeore.
Por otro lado, nuestra sociedad desempeña un papel fundamental en este proceso de transición para la población migrante. Es preocupante que la xenofobia cada vez sea más marcada. El 82% de los y las migrantes que han hablado con Kuja Kuja considera que no tiene mejores condiciones u oportunidades laborales por su perfil de migrante extranjero, la cifra es peor cuando se trata de mujeres: el 94% considera que existe un estereotipo de la mujer venezolana que afecta su acceso a oportunidades. Por su parte, los migrantes que sienten que tienen barreras en sus derechos fundamentales, el 24.3% cree que las principales barreras están en equidad y justicia laboral, entendidas como incumplimiento de contratos a personas que no están reguladas, pagos por debajo del mínimo legal y abusos y explotación. De la misma manera, desde Kuja Kuja, hemos encontrado que algunos nacionales en condición de vulnerabilidad tienden a pensar que la mayoría de los recursos internacionales provenientes para la ayuda social en el país son destinados a la población migrante. Este tipo de pensamiento contribuye a aumentar la estigmatización. La percepción sobre la población no siempre es cercana a la realidad.
Hay en marcha varias iniciativas pensadas en apoyar el proceso de integración, sin embargo este 2023 traerá desafíos para la población migrante venezolana en nuestro país. Como sociedad tendremos que hacer frente a estos retos para poder tener un mejor proceso de transición en el que se respeten la dignidad y los derechos de quienes por distintas razones decidieron llegar a nuestro país. Este año será fundamental que se dé una coordinación efectiva entre el Gobierno nacional, los gobiernos locales y todos los actores que de alguna manera pueden contribuir para lograr mejoras significativas a la situación que vive esta población . Después de todo y aunque parezca paradójico, las condiciones socioeconómicas de Colombia fueron las que los trajeron aquí.