En los últimos días se ha conocido de parte de la prensa que el presidente Gustavo Petro realizó la visita al morador de la Casa Blanca Joe Biden, un hecho que indudablemente traerá resultados favorables para la implementación de los acuerdos de paz entre gobierno y fuerzas armadas al margen de la ley, la gestión de recursos para proteger la selva amazónica, etc.
Otro acontecimiento que se ha conocido de Petro es la realización de la Conferencia sobre el proceso político de Venezuela en el Palacio de San Carlos en Bogotá, en el que fueron invitadas las delegaciones de España, Argentina, México, Canadá, Brasil, Noruega, Estados Unidos, entre otros, con el propósito de mejorar las relaciones diplomáticas con el cuestionado gobierno dirigido por Nicolás Maduro, que incluyen gestionar el levantamiento del bloqueo económico impuesto por la nación del Tío Sam y la garantía de cumplimiento de derechos humanos a los habitantes del territorio y los que han migrado.
Sin embargo, para muchos académicos, políticos (sobretodo opositores) y ciudadanos es inconcebible que el mandatario de los colombianos fije su mirada en asuntos de otros países como Venezuela que obviamente no son de su competencia, ya que en Colombia hay múltiples problemas heredados de gobiernos neoliberales y de derecha que requieren solucionarlos a la brevedad posible, se acepta que el Gobierna quiera tenderle la mano a los ciudadanos de una República que ha sufrido durante más de 10 años las acciones del megalómano Hugo Chávez (q.e.p.d) y del actual dictador Nicolás Maduro.
Al presidente se le reconoce que quiera buscar diálogos y gestiones en gobiernos de varias naciones, pero en el caso venezolano, hay que dejar que otros actores intervengan en el conflicto interno que está ocurriendo en el vecino país, en vez de seguir el camino de los expresidentes Uribe, Santos y Duque, que ellos por quedar bien ante los líderes de las potencias mundiales, ofrecieron a Colombia el espacio ideal para un campo de batalla en el que se lanzarían artefactos explosivos que detonarían en el territorio, causando la interrupción de la tranquilidad y el desarrollo económico.
Queremos cambiar la estructura del Estado colombiano que nos ha dominado desde hace siglo, ¡vamos Petro!