Desde 1970, todos tenemos el deber ecológico de reflexionar sobre nuestras acciones humanas para cuidar mejor a nuestra madre tierra y así prolongar esta convivencia bajo la educación ambiental, como dijo el activista estadounidense, Bill McKibben: "La educación es clave para cambiar la mentalidad de las personas y hacer que comprendan la importancia de cuidar nuestro planeta", pues, si no la cuidamos y continuamos maltratándola, pronto perecerá y junto a ella todos desapareceremos.
Animándonos para revertir esta situación y consciente que la tierra está afiebrada debido a nuestras acciones depredadoras y consumistas, hace más de veinte años, Paulo Freire, alertaba: "La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo", es por ello que es necesario fomentar la educación ambiental desde temprana edad, para que los niños y jóvenes del planeta, crezcan conscientes de la importancia de cuidar a nuestra mama pacha.
Mirando con pavor los reportes mundiales que dicen que Europa está viviendo la época más calurosa de su historia, la ambientalista Jane Goodall apuesta a la educación como una poderosa herramienta para cuidar al planeta y dice, "La educación es la clave para la conservación a largo plazo de la naturaleza", por lo que necesario que los programas educativos incluyan una formación en valores y prácticas sostenibles, para que los estudiantes desarrollen habilidades que promuevan la conservación del medio ambiente como estilo de vida.
En este sentido, la educación del cuidado de nuestra tierra ha de apoyarse en la ciencia para una restauración ecológica global y esta debe ser asumida como una política mundial de sostenibilidad de los gobiernos junto a la ONU, impulsando carreras y profesiones en todas las universidades dedicadas a salvar la tierra, asimismo, para afianzar la práctica ecológica ha de incrustarse como líneas de investigación en las universidades y escuelas superiores, como lo viene haciendo la Universidad de Wageningen de Holanda.
Además, la educación ambiental está obligada a fomentar en la sociedad a través de campañas ecológicas en alianza con los medios de comunicación, la cultura de sembrar árboles, consumir lo necesario, no ensuciar las aguas, cuidar la tierra, conservar los recursos naturales y promover el uso de energía renovable como parte de nuestro andar cotidiano.
En conclusión, la educación ambiental nos enseña que somos los únicos responsables del destino de nuestra madre tierra, por lo que es fundamental tratarla con amor y respeto como si tratáramos a nuestra madre carnal y es nuestro deber como seres pensantes, trabajar juntos, para crear una cultura de cuidado y protección del medio ambiente, y la educación es el primer aliado para lograr una armoniosa convivencia planetaria.
© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV.