Nadie lo recibió en el aeropuerto international de Miami. Llegó con su muda en un morral terciado al hombro, tenis y blue jean respirando tranquilidad, pero quizás con la nostalgia de los tiempos de gloria cuando andaba por el mundo como el Presidente interino de Venezuela. Por el momento, sus redes sociales son el único medio de contacto en un ambiente de latinos anónimos como el que se vive en Miami en donde el expresidente Jair Bolsonaro ya vivió un fugaz exilio antes de regresar a Brasil.
Guaidó reiniciará su vida en Miami mientras logra que su esposa y sus hijas, que siguen en Caracas, lo acompañen en su exilio. Las bienvenidas estuvieron a cargo de los congresistas republicanos de marcada tendencia anticastrista como Diaz-Balart y María Elvira Salazar, quienes celebraron su llegada y condenaron lo que ellos consideran una expulsión del gobierno Petro al principal opositor de Nicolás Maduro.
En Miami está una diáspora de empresarios venezolanos que han salido del país desde 1999, fecha en la que Hugo Chávez Frías se entronizó en el país instaurando la Revolución Bolivariana.