Los primeros en hablar en la complicada Asamblea por el control del Grupo Sura fueron los abogados Néstor Camilo Martínez, quien maneja la ofensiva de la firma Nugil de Jaime Gilinski y Maximiliano Londoño, quien defiende intereses del Grupo Empresarial Antioqueño. En donde se llevaba a cabo la reunión, cientos de empleados o exempleados de empresas de la organización antioqueña hicieron sentir su apoyo al GEA mientras avanzaba la batalla, en este momento, en el plano jurídico.
En medio de la pelea de pesos pesados del derecho civil, sorprendió la presencia del expresidente de Bancolombia, Carlos Raúl Yepes, quien en medio de la Asamblea Extraordinaria de Accionistas del Grupo Sura, le pidió a Jaime Gilinski, cabeza del conocido Grupo Gilinski, detener esta guerra empresarial y ponerse a trabajar juntos.
El primero que intervino fue el abogado de derecho privado, Maximiliano Londoño Restrepo, fundador y socio de la firma Londoño & Arango abogados, graduado en la Universidad Pontificia Bolivariana, quien obtuvo su diploma con honores en la Maestría en Derecho de la Escuela de Leyes de la Universidad de Columbia en 2009. Además, es especialista en Responsabilidad Civil y Seguros de la Universidad Eafit y es Árbitro y Amigable Componedor del Centro de Conciliación, Arbitraje y Amigable Composición de de la Cámara de Comercio de Medellín. Entre los clientes de su empresa figuran algunas firmas como el Grupo Sura, el Grupo Argos, Carvajal, Nutresa, Promigas, Celsia e ISA.
En este cuadrilátero empresarial, el contrincante de Londoño es otro peso pesado, Néstor Camilo Martínez, hijo del exfiscal Néstor Humberto Martínez, abogado de la Universidad Javeriana, magíster en Derecho Financiero y Bursátil de la Universidad de Georgetown y especialista en Legislación Financiera de la Universidad de los Andes ahora cabeza, como socio y director de DLA Piper Martínez Beltrán Abogados S.A.S.
Martínez, socio director de Martínez Neira Abogados, está defendiendo los intereses de los Gilinski en su disputa para tener el control de las sociedades anónimas antioqueñas. Ha sido director de la especialización en Derecho de Sociedades de la Universidad Javeriana, profesor titular de cátedra de Títulos Valores.
Con un quórum presente 455.855.263 acciones que representan el 97,67 % de los títulos en circulación de Grupo Sura, se inició la Asamblea Extraordinaria de Accionistas para que los representantes legales del Grupo Sura pudieran votar en las reuniones de compañías como Nutresa y Argos, entre otras, después de que en la primera reunión no hubiera quórum.
Tras la lectura del orden del día, el abogado Néstor Camilo Martínez, tomó la palabra en representación de Nugil (Gilinski), manifestó que “es muy difícil votar sin saber cuál es el sentido del voto de Sura en las asambleas… Es una dispensa ilimitada sin saber en qué se va a votar…No votaremos a favor”, dijo y fue abucheado por la mayoría de accionistas del GEA.
Por su lado, Maximiliano Londoño, abogado en representación de accionistas del GEA, explicó que era necesario habilitar a representantes legales de la empresa y lograr que el 100 % de los accionistas participe. “Ninguna hipótesis soporta que Gonzalo Pérez u otro directivo pueda o no votar y defender a Grupo Sura”, dijo.
En medio de este rifirrafe jurídico y encontrón de millonarios intereses en juego, sorprendió como dueño de una sola acción, Carlos Raúl Yepes, expresidente de Bancolombia en el salón de Plaza Mayor para ejercer su derecho como accionista.
Yepes fue uno de los artífices de la fusión del antiguo Banco Industrial Colombiano con el Banco de Colombia que era de la familia Gilinski. Diseñar esa operación le llevó unos seis meses enclaustrado con otros técnicos en una casa, sin ver ni hablar con su familia siquiera para mantener la confidencialidad acordada por las partes en una de las fusiones más importantes del siglo XX y que dio origen a esta batalla campal prolongada.
Durante 12 minutos y después de pedir la palabra a la Junta Directiva, Yepes defendió el valor de su acción ($38.600 más IVA) como las de Jaime Gilinski para levantar su voz, pedirle al colega banquero y antigua contraparte en un negocio millonario, que dio origen a esta larga batalla empresarial.
“Esta guerra hay que pararla. Basta ya de esta pesadilla. Así no se pueden hacer negocios. Una cosa es hacer negocios y otra cosa, hacer empresa”, dijo Yepes tras insistir en que el Grupo Empresarial no existe como conglomerado, sino que son empresas construidas con el sudor de los trabajadores, proveedores y con un valor compartido.
Por último, reiteró que esta guerra hay que pararla porque todas las guerras son malas, dañinas, costosas y los invitó a trabajar juntos. “Si superamos el conflicto por Bancolombia después de 12 años, que terminó en una transacción donde no hubo ni ganadores ni perdedores, les pido que paremos esta guerra. Dense la oportunidad de sentarse a entender qué está pasando”.
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