Son tantos los padecimientos de los colombianos con el sistema de Salud, que esperan que se aproveche la Reforma propuesta por el gobierno de Gustavo Petro para remover su actual estructura, es decir, realizar una revisión de fondo mas no de forma. Un cambio estructural que tenga que ver con que la salud sea un derecho fundamental; por eso no puede ser un supernegocio de empresarios que intermedien con el capital financiero transnacional. Que sea un servicio universal, de acceso a toda la población, suministrado de forma oportuna, con la garantía de que se utilicen los procedimientos, exámenes clínicos, hospitalización y medicinas más adecuados, con tecnología científica y personal médico altamente preparado y bien remunerado. Es a lo que aspira un país que el Gobierno proyecta para “potencia mundial de la vida”.
Los acuerdos de Petro con la bancada oficialista –entre ellas el Conservador y La U–, y los devaneos de César Gaviria deshojando la margarita por los lados sin untarse, demuestran que se trata de otro maquillaje a la medida del FMI y el BM, igual que en su momento aprobaron el presidente Santos y su ministro de Salud, Alejandro Gaviria, en 2013, para apaciguar las protestas de una población que diez años después sigue muriendo por falta de atención y por males que puede curar la medicina. Para el Gobierno será difícil sacar una reforma estructural de la mano de quienes han sido los gestores y detentadores, que montaron el negocio y se benefician de sus enormes recursos. Por eso debe escuchar a las organizaciones sociales y políticas independientes que han publicado propuestas, pero que son ignoradas por el momento.
El partido Dignidad & Compromiso, en una declaración, aboga por eliminar el aseguramiento porque “destruye capacidades” e imposibilita un acuerdo que “ponga en cintura, territorialice y evite concentraciones de poder de las EPS”. Así mismo, indica que hay que crear mecanismos para combatir la corrupción y clientelismo, ampliar los procesos de formación y la formalización de las condiciones laborales del talento humano, articular los planes de desarrollo económico con los cambios introducidos al sistema de Salud y crear una agenda de transición ordenada que fije un cronograma de corto, mediano y largo plazo con claridad en la necesidad de recursos y capacidades requeridos en cada etapa.
El exsenador Jorge Robledo propuso el pasado 11 de marzo “un acuerdo nacional sobre la Salud”, que se sintetiza en priorizar dos grandes temas. “1. El financiero, el total de plata del sector y cómo acrecentarla en términos reales y gastarla de la manera más eficiente. 2. En qué invertirla y en qué porcentajes: prevención y curación, infraestructura clínica y hospitalaria, medicamentos, deudas a las IPS, costos de las EPS, mejores condiciones laborales y un largo etcétera”. Agrega otros temas: Reducir la corrupción y las ganancias excesivas y aumentar la eficiencia en el gasto; fortalecer la Supersalud; crear una fuerte sección en la Contraloría para vigilar a las EPS y al sistema de Salud; fortalecer la salud pública y la medicina familiar; no permitir la integración vertical; tener un manual tarifario único; controlar el SOAT; hacer compras centralizadas de medicamentos e insumos; ampliar y mejorar la formación de los médicos y trabajadores; promover la contratación laboral directa y resolver la red pública hospitalaria sin reemplazarla por la privada. ¡Ahí están las propuestas, presidente Petro!