Como una excusa para muchas cosas, siempre nos dicen que Colombia es un país subdesarrollado y vivimos resignados creyendo en esa mentira (de andarnos comparando con los demás) porque cuesta mucho trabajo pensar lejos de la propaganda oficial o de eso que llaman el “sentido común”. Pero si analizamos la realidad críticamente y con la información debida, nos daremos cuenta que hay suficiente dinero para que cada ciudadano pueda trabajar y gozar “gratis” de una buena educación, salud, pensión y del transporte público*. No es que todo lo queramos gratis, como rezan los de derechas, lo que pasa es que, en una sociedad justa los ciudadanos deberíamos tener el derecho a decidir sobre qué hacer con los impuestos que pagamos.
El problema es que desde los inicios de la vida republicana, la oligarquía nos ha acostumbrado a sus fechorías, a abudinearse el presupuesto nacional con las más variadas estrategias y a tirarnos las migajas de injustas “ayudas” asistencialistas. Y digo injustas porque son discriminatorias y en muchos casos lo que hacen es extender las prácticas corruptas a los sectores más humildes del país. El asistencialismo no es justicia, es otra forma disfrazada de comprar conciencias o votos.
La cantidad de dinero que se han robado los “neoliberales” del bipardismo con la ley 100, ha sido impresionante, los mercaderes de la muerte se hicieron multimillonarios con las EPSs y con las pensiones de los trabajadores, en lugar de invertir en el aparato productivo, los fondos juegan al casino, a la especulación, en las bolsas de valores.
Como todos pagamos impuestos desde muy niños, hasta por cada caramelo que nos metemos a la boca, entonces todos tenemos derecho a disponer de ellos y en mi concepto, en el futuro cada ciudadano mayor de 65 años debería tener el derecho un trabajo, si así lo desea, a una pensión digna y no a una migaja por “familias en acción” o “adulto mayor”. Aunque…, ya sé que eso no va a pasar en el corto plazo porque los pensadores que figuran en la gran prensa como expertos, andan es engolosinados con en el nuevo embeleco tecnológico de la Inteligencia Artificial y carecen de la inteligencia humana. Es muy triste, pero es la verdad, que la clase dirigente carente de empatía o de inteligencia emocional lo que logró fue imponernos su revolución cultural del mercado libre, con sus postulados de “cada cual sálvese como pueda”, “hágase rico como sea” o “El todo vale”.
Para el caso de la ciudad de Cali no necesito extenderme en ejemplos: Coomeva se enriqueció a un ritmo extraordinario jugando con la salud de la gente, la psicología de los mezquinos se extendió rápidamente y nadie respeta nada, el sistema de transporte público fracasó y continúa derrochando el dinero de los contribuyentes, para beneficio de un empresariado históricamente miope y, como consecuencia, el estallido social no fue el fruto de unos delincuentes, sino una rabia natural ante las injusticias. En esta ciudad las diferencias sociales son tan dramáticas que bien vale pena pensar y construir un futuro de justicia donde desaparezca el cuento de los estratos sociales, donde haya acceso a la educación gratuita, a un transporte público pagado por la ciudad con impuestos a los que tienen gustos ostentosos, a un sistema de salud centrado en los ciudadanos y con pensión para todas las personas mayores sin distingos de ninguna naturaleza.
*https://www.las2orillas.co/transmilenio-gratuito-una-solucion-al-problema-del-transporte/