El regreso de Aída Merlano a Colombia ya comenzó a tener impacto en los procesos en la Corte Suprema de Justicia relacionados con violación topes financieros de campaña y corrupción al elector. El senador Arturo Char Chaljub, uno de los blancos de la exparlamentaria en su nueva condición de testigo, le pidió al alto tribunal que aplace la indagatoria que, en principio, está prevista para los días 21 y 22 de marzo.
No se trata de una solicitud relacionada con limitaciones de tiempo, sino basada en una queja en la que Char alega que sus garantías procesales están en riesgo entre otras cosas porque, aun de haber tenido oportunidad de defenderse, las potenciales acusaciones en su contra son del dominio público.
Es la tercera vez que el dirigente político busca aplazar su comparecencia y, según fuentes de la corporación, eso tiene incómodo al magistrado Francisco Javier Farfán Molina, conductor del proceso que se rige por el viejo sistema penal en el que primero se escucha al sindicado en indagatoria y luego se le resuelve la situación jurídica, sin la mediación de un juez de control de garantías.
El recurso de queja no es extraño en estas altas instancias, pero así se tratara de una maniobra dilatoria la Corte parece no tener opción distinta a concedérselo porque para resolverlo debe tomarse un tiempo. La Sala Especial de Instrucción Especial sesiona todos los jueves y como el asunto no estaba en su orden día, tendrá que tomarse al menos ocho días para resolverlo. Por eso las fechas para la indagatoria de Char tendrían que ser reprogramadas.
El asunto parece ir más allá de los términos y matemáticas procesales. Si Char logra el aplazamiento, la Corte oirá primero en versión libre a Aída Merlano, programada para el 28 de marzo. Aunque se trata de una indagación preliminar que se sigue en su contra por presunta corrupción al sufragante, ya es bien sabido que la congresista, recientemente deportada de Venezuela, suele defenderse atacando. Como desde que piso suelo colombiano anunció que encendería un gran ventilador contra la clase política de su región es altamente probable que decida atacar el blanco Char. Así, la defensa de Char consideraría que hablar primero sería darle ventajas a la potencial testigo.
Arturo Char, su hermano Álex y su padre Fuad no son los únicos dirigentes que estarán atentos a los alcances del efecto Merlano. Hay otros procesados que desde ahora calculan el impacto que podrían causar las declaraciones en su contra. Entre ellos están Lilibeth Llinás Delgado, la fórmula inscrita por Char para la Cámara durante las elecciones parlamentarias para el período 2018-2022.
En caso de las pruebas que pueda aportar Aída Merlano tengan el efecto anunciado por ella, podría darse un envío de copias de los procesos a la Fiscalía para que ésta evalúe la responsabilidades de particulares financistas de las campañas. Entre ellos está Faisal Cure Orfale, socio de un nieto de Julio Gerlein, exnovio de la señora Merlano.
Aunque pertenecen a corrientes políticas distintas, ella al Partido Conservador y él a Cambio Radical, los procesos contra Merlano y Char están íntimamente ligados porque ambos habrían bebido de las mismas fuentes financieras. Detrás de sus aspiraciones habrían estado fondos comunes de los Gerlein y de los Char, según lo revelan las cuentas bancarias y lo confirman varios testigos, así sus contradicciones sean marcadas. La mayoría de esos testigos son empleados de empresas de Char que se prestaron para mover millonarios recursos en efectivo.
Arturo Char es investigado por la presunta comisión de los delitos de concierto para delinquir agravado y corrupción al elector. La nueva indagación preliminar contra Merlano, ya condenada por violación de topes electorales, es también por corrupción al sufragante.
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