Basta ya de esa maldita cultura del todo vale que tanto daño le ha hecho a Colombia.
En un país tan rico en agua, bosques y selvas, da vergüenza ver toda la destrucción que ha causado la minería ilegal en regiones como el bajo Cauca antioqueño. De esta destrucción dan cuenta fotografías y sobrevuelos en video, para no mencionar lo que se observa en el terreno, un verdadero paisaje de desolación, de tierra arrasada. Y detrás de esto está la simple avaricia humana, la cultura del todo vale con tal de hacer plata, la cultura de que el fin justifica los medios.
De poco sirven las excusas y justificaciones de que, quienes han perpetrado esta destrucción, es por necesidad, por falta de oportunidades o de otras opciones. Esa es una gran mentira. La creatividad humana y el espíritu emprendedor no tienen límites y siempre pueden encontrarse muchas otras actividades rentables en armonía con la naturaleza. Quienes se han dedicado a la minería ilegal lo hacen por facilistas, porque les da pereza esforzarse un poco más en algo que también les permitiría prosperar sin ser tan destructivos.
Opciones hay muchas. El café es una de ellas, que en estos momentos paga muy buenos precios y además cuenta con toda una infraestructura institucional, incluida la asistencia técnica, que garantiza su producción y comercialización. También está el cacao, las plantaciones forestales sostenibles o el pago por servicios ambientales, por mencionar apenas unas cuantas opciones muy viables para vivir con honradez y tranquilidad, sin quedar expuestos a las mafias que en últimas son las que más se lucran de la minería ilegal. No hay gran diferencia entre los mineros ilegales y quienes cultivan hoja de coca (también arrasando los bosques) para producir cocaína o los mismos traquetos.
Detrás de todos ellos está muy arraigada esa maldita y errónea cultura de que el que es berraco se consigue la plata como sea. Por eso el Estado no debe ceder ante chantajes ni permitir que todos esos ávaros irresponsables, que quieren seguir lucrándose de la minería ilegal a expensas del agua y los bosques, sigan haciendo de las suyas. Basta ya de esa maldita cultura del todo vale que tanto daño le ha hecho a Colombia.