Está acabando de terminarse uno de los eventos de la Niña más largos de los últimos 70 años, dejando a su paso 871 municipios de 32 departamentos afectados, 6.755 viviendas destruidas, más de 740 mil personas damnificadas y 271 fallecidos. Además, hubo daños en 2.953 vías de comunicación, con 346 puentes vehiculares y 247 peatonales inservibles por las lluvias y todos los fenómenos conexos. Estas estadísticas son de la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres -UNGRD de los 3.811 eventos registrados entre el 01 de agosto de 2021 y el 16 de noviembre de 2022, nada más, porque la Niña actual comenzó en agosto de 2.020, faltando, por lo tanto, los datos de ese primer año del evento frío del Pacífico.
La Niña finaliza en marzo/23 al entrar las anomalías de las temperaturas a la zona neutral, dando paso a una transición de varios meses hacia un nuevo calentamiento, que debe iniciar promediando el segundo semestre del 2023. Han sido en total 32 meses con enfriamiento de la superficie del océano Pacífico.
Los efectos de las Niñas, como de los Niños, son mundiales. En unas partes producen sequías y en otros inundaciones. Para Colombia la mitad del territorio presenta excesos de lluvias en el caso de eventos de la Niña típicos y, para el caso de eventos de variabilidad más amplia, como en la Niña actual, las lluvias son mucho más amplias en tiempo y espacio. Y, por supuesto, el número de eventos hidrometeorológicos extremos también se multiplica.
Esta Niña larga no es producto del cambio climático. En los últimos 70 años ha habido 4 de ellas, siendo la de 1973 a 1976 la máxima con 36 meses e intensidad fuerte (anomalías de -2ºC). La Niña extensa modelo 2020-2023 ocupa el tercer lugar con 32 meses de duración e intensidad moderada (anomalías de -1.3ºC), luego de la de 1998-2001, que también duró 32 meses, pero que tuvo unas anomalías más grandes (-1.7ºC).
Se aprecia un período de retorno de unos 20-22 años entre estas Niñas más extensas, probablemente asociados con dos ciclos solares (11.2 años). Es decir, cada dos ciclos solares se forman los eventos de la Niña más extensos, como los 4 que hemos analizado en éste artículo. Y no es de extrañar, porque el clima de la Tierra está íntimamente ligado a ellos y sus fluctuaciones trascienden como determinantes del comportamiento meteorológico de nuestra atmósfera. Hay probablemente una correlación entre el final de los ciclos solares y el paso de las condiciones de El Niño a La Niña en el océano Pacífico.
Ahora hay que prepararse para lo contrario, un evento del Niño, que debe iniciar en el segundo semestre de éste 2023 y que debe tener su máxima expresión en el primer semestre del 2024 con déficits de lluvias en una buena parte de las regiones Caribe y Andina y, en menor proporción, en las regiones Pacífica, los llanos y la Amazonia.
Y es tal como se afirma: lo contrario; porque mientras que durante la Niña la atmósfera y el océano se mueven de Suramérica hacia Asia, durante el Niño ellos viajan de Asia hacia Suramérica.
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