“Una sociedad que aísla a sus jóvenes, corta sus amarras: está condenada a desangrarse”.
Kofi Annan
Hace algunos meses leí una columna en este mismo medio (www.las2orillas.co/entre-el-anhelo-de-paz-y-las-narconovelas-2/) en ella reflexionaban sobre la doble moral de algunos colombianos; ya que por un lado anhelamos la paz y por el otro le rendimos culto a las narconovelas, cargadas de odio, violencia y morbo. Al respecto Gustavo Bolívar el autor de muchas de esas novelas, respondió en una columna para esta revista electrónica que en el comienzo de la televisión su contenido era muy sano pero a pesar de eso la violencia en Colombia alcanzaba cifras exorbitantes. También afirmaba en favor de las mencionadas series que al final los personajes recibían su castigo y quedaban presos o muertos.
En parte lo que dice tiene razón el escritor, pero me asalta una duda ¿Cuántos jóvenes de las áreas subnormales y periféricas de las ciudades colombianas estarían dispuestos a cambiar toda una vida de hambre, miseria, desempleo y demás vicisitudes por los cinco minutos de fama del Capo, Escobar o cualquiera de estos nefastos personajes de la historia del país?
A partir de esta duda me doy a la tarea de abordar un tema mucho más real y material, como lo es el constante aumento de la delincuencia juvenil en Montería la capital del departamento de Córdoba.
Los jóvenes (herederos de la ciudad) en Montería son asechados por la drogadicción, la prostitución, la delincuencia común, la violencia intrafamiliar, pero en especial por todos los negocios ilegales derivados de las operaciones de los neo-paramilitares (microtráfico, vacunas, sicariato, control de territorio, extorciones, entre otros).
Hace ya cuatro años el alcalde de la época ponía de relieve la situación cuando dijo para Caracol radio el 29 de agosto del 2010. En http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/bandas-criminales-se-toman-zonas-populosas-en-las-principales-ciudades/20100829/nota/1350288.aspx “en Montería está el centro de operaciones y finanzas de las BACRIM responsables de la mayoría de los homicidios y el aumento en general de la delincuencia. […] es claro que en el sur es donde están las ollas de microtráfico y hacen presencia pandillas juveniles”
Lastimosamente la situación de los jóvenes monterianos no mejora, por el contrario de año en año empeora, solo por mencionar algunos ejemplos; el 14 de septiembre del 2012 las autoridades encontraron en uno de los barrios del sur dos cabezas sin cuerpo, que luego se aclaró pertenecían a dos de tres jóvenes desaparecidos días antes. Meses después fueron encontrados sus cuerpos en el rio Sinú, al mejor estilo del modus operandi de las AUC en los años 90 y principios del nuevo milenio.
Tomado de: elmeridianodecordoba.com.co
Otro de los casos más impactantes, es el de la joven Kelly Johana Díaz de 18 años, quien residía en uno de los barrios del sur asesinada y arrojada en las afueras de la ciudad el 13 de agosto del 2014. O el de su amiga Cindy Paulina Valverde Guzmán, de 23 años, muerta a bala el sábado 23 de agosto de 2014.
Tomado de: elmeridianodecordoba.com.co
Es más, a solo diez días del presente año el meridiano de córdoba publicó la noticia de que había sido asesinado el joven tatuador Edson García de 22 años de edad, a quien le propinaron 4 impactos de bala mientras se encontraba en la terraza de su casa, también ubicada en el sur de la ciudad. En el hecho también resultó herido un menor de dos años.
Estos son sólo algunos de los avatares que sortean nuestros jóvenes monterianos día a día.
Aunque lo peor de todo es que los jóvenes más pobres de la ciudad tienen que lidiar con la dicotomía de ser víctimas o victimarios, ya que las cifras de jóvenes delincuentes también aumentan exponencialmente y sobre todo en los barrios del sur y la periferia (ver mapa), donde las oportunidades son escasas y el hambre abundante.
En los barrios subnormales y periféricos de Montería se vive un contexto desesperanzador que entre otras cosas a los administradores de la ciudad sólo les interesa en época de campaña, en el que los jóvenes de la perla del Sinú prefieren aferrarse a la frase que lleva por título esta nota ¡vive rápido, muere joven!.