Décadas atrás, los domingos, era común encontrar en los parques de nuestros pueblos puestos de “alquiler de revistas de aventuras”, incluyendo los grandes tomos con las aventuras de El Santo. A la salida de misa los clientes abundaban con este sano entretenimiento, donde también se alquilaban “para llevar a la casa”, con entrega a los ocho días.
Esta escena, que la viví en Candelaria, bello pueblo del Valle del Cauca, se me vino a la memoria al reencontrarme con una colección personal de revistas de superhéroes, en especial de Supermán y Batman, La Liga de la Justicia (JAL, por sus siglas en inglés), Iroman y el impresionante Linterna Verde.
En esta pequeña pero gran colección llamo la atención sobre un ejemplar muy especial, Hombres de Acero: Coraje a toda prueba de Los Hombres de Acero para capturar a Malezza. Es la número 8 y costaba $2.000. Era a full color y de bajo costo porque incluía varias páginas de publicidad. Esta era su ficha: Diseño, Comic Colombia; arte y guión, Carlos Alberto Osorio; Impresión, Tecimpre; Distribución, Distribuidoras Unidas, E-Mail: [email protected]
Hombres de acero circulaba cada mes y se podía comprar “en los principales almacenes de cadena de su ciudad, puestos de revista o suscripción al teléfono 2660740 de Medellín”. En su entorno se realizaban rifas, especialmente de bicicletas, al tiempo que se generaba toda una cadena de mercadeo, donde se incluía ropa camuflada, a lo militar.
Tengo el especial recuerdo de haber recorrido sitios especiales de Cali con el mayor Castillo, que servía de modelo como personaje central del comando que solía estar al frente de las aventuras. Le hice un reportaje entre decenas de curiosos que acudían atraídos por sus dos metros de estatura, voluminosos músculos y el llamativo uniforme que utilizaba. Corría el año 1999.
Volvamos al alquiler de revistas: estos puestos no solamente se tenían en los parques, sino también en salas y portones de algunas casas en barrios, donde se contaba con asientos, bancas de madera y sillas de mimbre para leer… y en muchos casos en los andenes, pues el lleno era constante. Allí reinaba el silencio, pues los lectores se concentraban…y bastante. De repente la tranquilidad era rota por un comentario o un grito destacando el logro de algún héroe o la acción de algún villano.
En Cali sobreviven algunos centros de lectura por alquiler, aunque debe ser cliente de mucha confianza a quien le permitan “llevarlas para la casa”, porque los precios las han vuelto revistas que atraen bastante a los amigos de lo ajeno. Los hay en los barrios Obrero, Los Cristales y San Cayetano, por ejemplo.
Seguramente que esta experiencia también la vivieron muchos de los lectores y a medida que van avanzando en esta cita les llegan más recuerdos relacionados con los puestos de revistas de alquiler.
Los preferidos
Sin duda que los preferidos, por allá en los 70 y 80, fueron Supermán, Batman, El Santo, El Pato Donald, El Llanero Solitario, el Doctor Kildare, El Fantasma y el propio Kaliman, aunque este último era más fuerte en la radio.
En expendios de libros de segunda se suele encontrar esta clase de revistas, las mismas que vuelan, sin importar que estén rayadas o mal tenidas. Se venden a precios interesantes, pues se aprovechan que van a parar a manos de coleccionistas o de nostálgicos por aquellas lecturas que se fueron.
El apego por el hombre de acero y sus amigos se fue consolidando cada vez más con el advenimiento de formatos más grandes, a full color y en papel satinado, brillante, así las figuras e imágenes se volvieron más atractivas e impactantes.
Los creadores se la jugaron y dieron paso a la llamada a La Liga de la Justicia, que permite tener a varios superhéroes luchando juntos contra el mal, bien sea representado por bandidos de muy alta peligrosidad o extraterrestres que ponían en riesgo a la humanidad. De esta Liga hacen parte, entre otros, La Mujer Maravilla, Linterna Verde, Flash, Batman, Aquaman y el propio Hombre Elástico, entre otros.
En medio de estos superhéroes se abría paso “Santo: El enmascarado de plata”, el mismo que, en aquellas ocasiones en que estaba perdido y al borde de la muerte era rescatado y salvado por Kira, su fallecida mujer amada que lo protegía desde otra dimensión.
Además de las revistas tradicionales, El Santo se conseguía en voluminosos tomos color sepia, en los que aparecían dos cuadros por página, aunque no era de extrañar de tres con acciones que sucedían al mismo tiempo en sitios distintos o una escena se llevaba toda la página para dar mayor impacto.
Estos recuerdos surgen al pie de una pequeña colección que me permite sumergirme en los recuerdos y moverles a ustedes escenas y momentos que también compartieron en los parques de sus pueblos o en sus barrios.
La televisión, seguramente, se encargó de acabar con estas costumbres, pero no con los superhéroes, quienes han sabido volar o saltar a las pantallas. Mientras tanto dedicaré algunas horas a este reencuentro de colección.
