En una famosa introducción a Las enseñanzas de Don Juan del escritor y antropólogo Carlos Castaneda, el gran poeta y Nobel de Literatura Octavio Paz refiere una confesión de su amigo el célebre poeta Henri Michaux. Aquí parafraseo esa revelación que dejará perplejo a más de un escritor, ya sea consagrado, principiante o que disfrute escribir desde ese paraíso llamado anonimato.
Michaux cuenta que sus primeras autopublicaciones no pasaron de 200 ejemplares. Después le publicaron uno que otro libro de poemas con un tiraje de 2000 ejemplares. En el cenit de su fama alcanzó a vender alrededor de 200000.
En cierta ocasión, dada la popularidad del poeta belga, un editor le propuso el negocio redondo de vender una antología de su obra poética con un tiraje de 20 millones de libros impresos. Michaux rechazó la oferta. Justificó su inesperada respuesta aduciendo que extrañaba sus inicios, por lo cual quería volver a publicar sus pequeños poemarios de tan sOlo 200 ejemplares.
En el actual escenario de las redes sociales, ese maremágnum de injurias, calumnias, competencia desleal, celos, envidia y odios… En un mundo corrupto en el que hasta los escritores y periodistas se venden… En un mundo devorado por los ególatras del poder, y por ende por los mercachifles, las sirvientas y esclavos de los poderosos... En un entorno cultural en el que sobreabundan las intrigas y el juego de intereses… En un mundo aquejado de vacío existencial y desamor… En un mundo degradado y adicto a la aprobación ajena… y por lo cual para complacer a la masa sedienta de morbo y violencia, solo publica basura y porquería, es preferible ser bien leído por pocos que mal leído por muchos. Algo así, quizás, debió de interpretar Octavio Paz al escuchar la maravillosa y ejemplar confesión de su gran amigo Henri Michaux.
