Desde hace algunos días han venido insinuándose en el Tolima algunos incipientes protagonismos políticos entre personas y sectores integrantes del movimiento alternativo que llevó a Petro a la presidencia, aunque sin la intención de estos de comprometer con su activismo la gestión directiva de ninguna estructura que pueda haber a la cabeza del Pacto Histórico.
Tales iniciativas obedecen, tal vez, a que, no obstante haber cumplido ya seis meses el gobierno del cambio, estos líderes no perciben de parte de quienes estuvieron tan acuciosos en la campaña presidencial, y algo más en la de la Cámara de Representantes, trazas de orientación alguna sobre el qué hacer ante casi ninguno de los acontecimientos que de manera tan copiosa y dinámica se han presentado en todo este tiempo.
El ejemplo más claro es que para este 14 de febrero de 2023, día para el cual Gustavo Petro convocó a la ciudadanía a movilizarse en defensa de su programa de gobierno, no se tiene ninguna orientación acerca de lo que en tal sentido se realizará en el Tolima; y, si la hay, se ha difundido de forma tan tímida que lo de esperar, en caso de que ocurra algo, será más el producto de la espontaneidad de un pueblo agradecido por sentir que cuenta, al fin, con un gobierno orientado a servirle, que por la orientación recibida de esa dirigencia.
Este es el ambiente que ha llevado a tales líderes a preguntarse qué hacer ante los comicios del 29 de octubre y a buscar en el notablato progresista del departamento potenciales candidatos para los cargos que en tal fecha estarán en juego. En desarrollo de esta iniciativa, han aparecido nombres como los de Alberto Bejarano Ávila, Alfonso Reyes Alvarado, Camilo González Pacheco, Guillermo Pérez Flórez, Jaime Cortez y William Ospina, quienes bien podrían jugar en una consulta a la Gobernación, como pueden hacerlo también Camilo Delgado, Marco Emilio Hincapié y Renso García a la Alcaldía de Ibagué.
Sería interesante que el Pacto Histórico acogiera y siguiera desarrollando esta iniciativa de sus bases y que con los nombres que finalmente resulten organice las consultas para escoger democráticamente las candidaturas más idóneas y convenientes a los propósitos de transformación que encabeza el Pacto.
Ah, y que ojalá no se nos ocurra excluir a precandidato alguno con el cuento de que no ha salido de nuestras entrañas. Esto sería desconocer que el Pacto Histórico es un movimiento en gestación y que lo que necesita es aglutinar en su seno, y sin sectarismos, a lo mejor de los colombianos en torno a los intereses de sus grandes mayorías.