Durante la pasada contienda electoral para escoger al actual presidente de los colombianos, Gustavo Petro Urrego fundamentó su campaña en el descalamiento gradual del modelo extractivista, el no otorgamiento de nuevas licencias para la exploración de hidrocarburos, la prohibición de la gran minería a cielo abierto, el establecimiento de un sistema de salud único, público, universal y que no dependa de la capacidad de pago, la instauración de la justicia restaurativa, la conversión de la cárcel en un espacio de resocialización, la realización de una gran reforma laboral para devolver las garantías a los trabajadores, entre otras.
8.527.769 ciudadanos (equivalentes al 40.32%) en primera vuelta y 11.281.013 ciudadanos (equivalentes al 50.44%) en segunda vuelta depositaron su voto de confianza para que él rigiera los destinos del país. Al momento de brindar su respaldo y apoyo, estos colombianos conocían de antemano las propuestas y propósitos del entonces candidato, pues fueron expuestas siempre en debates, plaza pública y diferentes espacios durante su campaña.
Ya siendo elegido, el presidente, consecuente con su discurso y promesas de campaña, adelanta una serie de reformas que debe presentar al legislativo para ser aprobadas y de esta manera dar forma a su plan de desarrollo, y cumplir y llevar a cabo todo lo planteado al pueblo. Es por ello que presentó una reforma tributaria que le permitiría asegurar los recursos para llevar a cabo la hoja de ruta de su gobierno.
Desde su posesión, manifestó su decisión de no otorgar nuevas licencias para la explotación de hidrocarburos y gradualmente acabar su modelo extractivista, lo que ha ocasionado malestar, protestas y paros en las principales zonas del país donde se ubican grandes minas, en especial en el departamento del Cesar y La Guajira.
De la misma manera, trabaja en una reforma a la salud que permita una atención primaria, la laboralización y dignificación de sus trabajadores; un sistema de información público transparente; la superación de la intermediación financiera del sistema; y una política de ciencia, tecnología e innovación para garantizar un sistema oportuno, eficiente, idóneo y transparente. Esto ha conllevado a críticas y descontento de muchos que se benefician del actual sistema, los cuales se niegan al cambio, sin tener en cuenta que en muchos aspectos este ha fracasado.
En el mismo sentido, plantea una reforma al sistema carcelario, donde busca “humanizar” las cárceles, reduciendo las penas máximas para algunos delitos y flexibilizar beneficios para los privados de libertad, lo que preocupa a muchos que piensan que se incrementará la inseguridad, los delitos y se le brinda beneficios a la delincuencia, enviando un mal mensaje a una sociedad corrompida, con altos índices de corrupción y criminalidad.
Salir de la zona de confort siempre nos ocasiona miedo, nos hace expresar nuestros temores más profundos. Esto nos mantiene atados a situaciones que creemos que son beneficiosas para nuestro diario vivir. Es por ello que debemos espantar esos miedos y comenzar a construir un mejor futuro. Si durante la campaña de manera mayoritaria se escogió el cambio, se apoyaron unas propuestas e ideas que fueron reiterativas y claras, ¿por qué queremos crear crisis y caos con unas reformas e ideas de gobierno que de antemano conocíamos?
Lo que debemos es dialogar, llegar a consensos y estructurar las nuevas políticas que regirán la vida del país, cimentándolas en las fortalezas, aciertos y lo bueno de las que actualmente nos rigen. Hay que cambiar lo perjudicial y dañino para poder crear una verdadera hoja de ruta que nos permita vivir sabroso y conseguir un verdadero cambio que permita el mejoramiento de las condiciones de vida y bienestar de los colombianos.