Carlos Julio González Villa, quien ocuparía la curul que Arturo Char deja libre con su renuncia al Senado, es cabeza de uno de los clanes políticos más influyentes de la política huilense contemporánea. Aunque su origen es liberal, al lado de su hermana Cielo, exalcaldesa de Neiva, consiguieron sus avales para cargos públicos por parte de Cambio Radical.
Como suele ocurrir con los miembros de castas tradicionales, ha sido un hombre polémico y cuestionado, pero ni propios ni extraños se atreven a poner en duda su habilidad política y su poder de convicción a la hora de abrirse campo en sus aspiraciones.
Su condición de psicólogo clínico, graduado de la Pontificia Universidad Javeriana, le ha dado un valor agregado en sus campañas electorales. No es raro en él que, en medio de una gira de campaña, haga algún receso para atender a personas que presentan algún signo de ansiedad o algún cuadro asociado a su salud mental.
Ha sido gobernador de su departamento y desde allí tuvo ascendiente especial sobre los gobiernos regionales, al punto de que sus colegas lo eligieron, en 2018, como presidente de la Federación Nacional de Departamentos.
Ha ocupado varios cargos de representación popular, comenzando por los de concejal y diputado, hasta llegar a los de representante y senador.
Su nombre se ha leído en expedientes, pero ha salido avante de cinco procesos penales que le fueron abiertos por la Corte Suprema de Justicia. Solo tiene una causa disciplinaria en la Procuraduría por presuntas irregularidades en contratos con recursos de regalías cuando rigió los destinos de su departamento.
Es influyente. Tanto, que ha sido un buen padrino político para Vladimir Fernández, actual secretario jurídico de la presidencia de la República. Fernando ha sido, además, abogado de su familia.