En los últimos años hemos sido testigos de una gran cantidad de incumplimientos en la construcción de las vías de nuestro país, por causa de inconsistencias de los promotores de estas obras.
Nuestro país viene siendo desde hace buen tiempo protagonista de grandes obras viales que se quedan solo en el discurso, porque hasta el sol de hoy siguen estando inconclusas.
Para ser más precisos podemos referirnos a uno de los proyecto más importante de infraestructura de Latinoamérica, el túnel de la línea. Este proyecto que supone pasar por la ciudades de Calarcá y Cajamarca, atravesando la cordillera central de los Andes y permitiendo la conexión Bogotá-Cali y Cali-Buenaventura para llegar al océano pacífico, sigue inconclusa.
El ingeniero encargado de este proyecto, el señor Carlos Collins, le ha comentado a la prensa que el proyecto sigue y seguirá inconcluso por culpa de las “roscas” que hay en el gobierno actual, y que tanto el vicepresidente Vargas Lleras como otras entidades de infraestructura no quieren dejarle terminar su contrato.
Por “roscas” o no, el proyecto que se encuentra detenido y el cual debió ser entregado a principies de este año (2015), lleva el 75% de terminado. Esto determina que al túnel de la línea le hacen falta más de 80 metros de excavación, pavimentación, revestimiento, viaductos y puentes.Pero el retraso de la obra no es el único problema, sino que según el ingeniero Collins hace falta unos 400.000 millones de pesos para terminar la obra, por lo tanto serán 629.000 millones de pesos los invertidos en la construcción.
El tema de que si es o no corrupción no solo afecta al túnel de la línea sino que a muchas obras viales de nuestro territorio; en los últimos días otro caso similar pero de menos presupuesto se derrumbó en la capital de la república, el puente de la calle 103.
El puente militar de la calle 103 tenía como objetivo comunicar de norte a sur las localidades de Usaquén y Chapinero en el nororiente de la ciudad. Los ingenieros encargados no han querido dar declaraciones a la prensa, ¿Por qué no querrán dar declaraciones? aun no sabremos de si es o no otro caso más de elefantes blancos que abundan en nuestro país.
Pero la polémica florece cuando se descubre que el peso que utilizaron para probar el puente fue alrededor de unos cien soldados. ¿Cómo es posible que las fuerzas militares utilicen a personas como prueba de sostenibilidad de una obra?
Las declaraciones de las familias de los afectados es que fueron “castigados” y esa fue la manera de pagar su castigo.
No solo estamos en una sociedad donde los elefantes blancos son un orgullo para nuestro país sino también la manera de cómo entidades como en Ejército Nacional juegan con la vida de las personas.
