Con tan solo 23 años de edad, Valentina Trespalacios ya había forjado una prometedora carrera. "Tenía un futuro promisorio, tanto que andaba por todo el país en las mejores discotecas. Iba a muchas partes de Sudamérica: Chile, México, Brasil, Perú”, le contó su tío Carlos Trespalacios a Blu Radio.
Sin embargo, su suerte y vida acabaron inesperadamente ese día en que fue vista por última vez con John Poulos, su novio gringo. Ellos ingresaron y posteriormente salieron de la discoteca en la que ella se presentó por última vez. "Se veían normales, se divirtieron y luego se fueron", dijeron unos amigos que vieron a la pareja en la madrugada del sábado 21 de enero.
Se presume que en el transcurso del camino o en el apartamento donde estaba viviendo con el gringo se produjo su asesinato. La disk jockey habría luchado con su asesino, por cuanto presentaba moretones de golpes en diferentes partes de su cuerpo. Además, alrededor de su cuello quedaron cinco surcos de la cuerda que su victimario usó para estrangularla.
El homicida, una vez le quitó la vida, metió su cuerpo en una maleta, no se ha sabido cómo lo hizo. Luego, la depositó en el baúl de un vehículo gris, con el cual se trasladó después hasta unos contenedores de basuras y echó ahí la maleta con su cadáver. Esto último quedó registrado en un vídeo de vigilancia en el sector.
Lo más extraño es que del novio gringo no se supo más nada. Sin embargo, antes de eso, hizo un par de cosas que hoy lo implican aún más. Por ejemplo, cerrar todas sus cuentas de las redes sociales y apagar su celular. En consecuencia, fue catalogado por los familiares de Valentina Trespalacios y las autoridades como el primer y único sospechoso del asesinato de la joven.
Su sindicación se agudizó todavía más al comprobarse que salió del país el mismo día del atroz crimen de su novia. No obstante, eventualmente fue capturado en Panamá. En su rostro le encontraron un rasguño que, para muchos, podría tratarse de una señal que le habría dejado Valentina a los investigadores de su asesinato para que su cruel muerte no quede en la impunidad.