A veces, las ausencias cuentan más que la presencias. Esta cumbre de la CELAC comienza con una derrota para Alberto Fernández, ya que Nicolás Maduro, presentado por él como un invitado de pleno derecho, decidió finalmente no venir.
Una victoria para la oposición argentina, que se había movilizado contra el presidente venezolano, acusado de violaciones de los derechos humanos, así como sus pares cubano Miguel Díaz Canel, que decidió venir, y nicaragüense Daniel Ortega, que había anunciado su no participación de larga data.
Ausente también el ecuatoriano Guillermo Lasso, en conflicto con el país anfitrión por el asilo a una exministra en la embajada argentina en Quito. Y, obviamente, la presidenta provisional peruana Dina Boluarte. También, curiosamente, el mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Chile, Colombia y Brasil presentes
Entre los presentes, el chileno Gabriel Boric y el colombiano Gustavo Petro, dos presidentes de países en crisis de los que no se hablará oficialmente, salvo para apoyar a los gobiernos cuestionados.
Y el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, jefe de Estado de un país también en crisis desde la asonada del 8 de enero. Pero esta cumbre marcará el regreso de Brasil al sistema regional, y oficializará el liderazgo de Lula sobre el progresismo latinoamericano, independientemente de las decisiones, sin duda pronto olvidadas, que serán anunciadas.