En noviembre del 2016 moría en Cuba a los 90 años Fidel Castro. Estuvo al frente de la isla desde 1959, un record que evidencia una dictadura a veces calificada de feroz. En la isla se guardó un riguroso luto. Incluso ese diciembre las fiestas de fin de año fueron prácticamente canceladas. Todos lloraban al héroe de la sierra maestra, al líder de una revolución que había sacado de un puntapié al imperio norteamericano. Lo que nadie sabía era que, en sus 57 años al frente de la isla, había acumulado una inmensa fortuna.
Así lo afirma la revista Forbes según se lo contó el guardaespaldas de confianza de Castro, Juan Reinaldo Sanchez quien aseguró que el mandatario tenía una isla privada en Cayo Piedra, más de veinte mansiones, una marina con yates, cuentas bancarias cifradas, una mina de oro, criadas, cocineros uniformados y hasta una fábrica de quesos para su uso personal.
Forbes asegura que la fortuna que le heredó su hermano Raul, tras su muerte fue de 900 millones de dólares. Fidel sabía donde poner sus fichas, en empresas estatales que le multiplicaron sus dólares. Después de la publicación, hecha en el 2006, el líder cubano respondió furioso a Forbes: «Que lo prueben. Y si lo prueban no hace falta que preparen más planes, ni transición, ni tonterías de ese tipo. Si ellos prueban que tengo una cuenta en el exterior de 900.000.000, de 1.000.000, de 500.000, de 100.000, de 10.000.000, de un dólar, yo renuncio al cargo y a las funciones que estoy desempeñando. Vean, yo llevo 40 años. Vean, yo los desafío»
