Bill y Melinda Gates desde mediados de la década de 1990 han buscado diversificar sus inversiones para poner menos énfasis en sus participaciones en Microsoft, específicamente Bill Gates durante las últimas décadas ha ido comprando tierras de cultivo, a menudo, como parte de su visión filantrópica general, donde sus fincas emplean técnicas avanzadas diseñadas para mejorar la sostenibilidad y respaldar las necesidades alimentarias futuras en todo el mundo. Aunque su inversión es grande y equivalente casi al tamaño de Hong Kong, es menos del 1 % de la tierra cultivable de Estados Unidos.
La compra de tierra no es inusual en sí misma, es una de las inversiones financieras más prudentes que se pueden hacer ahora como cobertura contra la inflación, pues las tierras agrícolas ofrecen baja volatilidad. Además, puede proporcionar rendimientos constantes y no correlacionados con sus otras actividades tecnológicas. Esta es quizás la razón principal por la que una gran parte de las tierras de cultivo privadas son propiedad de firmas de inversión líderes, incluidos los planes de pensiones y las compañías de seguros de vida como John Hancock.
Gates, quien renunció a su participación diaria en Microsoft en 2008, ha estado buscando durante mucho tiempo formas de ayudar a los más pobres del mundo y abordar los desafíos ambientales del planeta. En enero de 2021, la Fundación Bill y Melinda Gates lanzó Gates Ag One, una empresa benéfica sin fines de lucro que tiene como objetivo ayudar a los agricultores de los países en desarrollo a acceder a Agri-Tech: mejorar las herramientas agrícolas, aprender cómo maximizar mejor el rendimiento y adaptarse mejor al cambio climático.
Gates, quién considera la innovación como base del desarrollo, apuesta que las tierras de cultivo se automatizarán más en el futuro, se crearán semillas superproductivas, biocombustibles sostenibles y supercultivos. Se estima que la moda de las proteínas de origen vegetal (legumbres, cereales y frutos secos entre otros) tendrá un valor de USD 23.400 millones para 2027. Si el propietario de tierras de cultivo más grande del país puede demostrar que la agricultura puede ser sostenible y rentable, eso marcará una gran diferencia en el sector y mejorará la rentabilidad de sus propias inversiones en tierras agrícolas.
Entre sus inversiones se encuentran los tractores John Deere, exitosa en su transformación hacia el internet de las cosas (IoT) y la inteligencia artificial (IA)
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