“Quiero morir frente a un lienzo”
Diego Armando Lozano
Nadie sabe a dónde va a terminar un niño que se dedica a pintar a los superhéroes de su infancia. Nadie predice el futuro de un muchacho al que le gustan más los dibujos que las matemáticas y las otras materias de la escuela. Eso sucedió con Diego Armando Lozano, quien descubrió desde su niñez la seducción de las formas que lo provocaban, que lo invitaban a repetirlas en sus cuadernos, y el ansia de pintar estaba presente en él cotidianamente. En ocasiones descuidaba los deberes escolares por atender al llamado de su alma: pintar, dibujar, hacer trazos que luego lo convertirían en el afamado pintor que hoy es.
Sabe que cada que enfrenta un lienzo en la búsqueda de caminos nuevos con su pincel en ristre, no tienen la certeza qué final tendrá ese juego con la brocha y los colores. Dibuja porque se lo dicta su interior, porque hay luces y sombras tratando de salir por sus dedos, porque pintar es su vida, porque es el camino que escogió para transitar por el mundo y como un Midas moderno, todo lo que toca lo convierte en oro de colores y luz capturada con los pinceles.
Es consciente del país que le ha tocado en suerte vivir pero mira a ésta Colombia con ojos optimistas. Le encanta la diversidad y está convencido que son más quienes empujan unidos en la búsqueda de un futuro mejor para todos. Piensa que el artista debe ser sinónimo de belleza espiritual, diciendo: “somos un granito de arena ante la inmensidad de la pincelada de Dios en su universo”.
MAI Colombia, lo entrevisto vía internet para conocer más acerca de este gran artista en lo personal y sobre su obra.
Armando nació en la ciudad de Medellín un 15 de octubre de 1956 y el mayor de 6 hermanos. Desde los 4 años de edad sus padres notaron que el chico sentía gran atracción por los dibujos en especial los de figuras y paisajes “trataba de dibujarlos a ellos y me acuerdo que en realidad las formas de las esculturas y pinturas de la iglesia me atraían de manera especial”.
Así recuerda de quien recibió sus inquietudes iniciales como pintor: “Era muy pequeño y una vez vi a un primo Gustavo, mayor que yo que estaba dibujando a Tarzán. Le dije que si me dejaba pintarlo y él me puso a pintar al Llanero Solitario con su caballo. Cuando terminé mi dibujo, los que lo vieron, me dijeron que les parecía que pintaba mejor que mi primo Gustavo. Desde ese día seguí dibujando y no he parado de hacerlo hasta hoy”.
¿Cómo se decide a ser pintor y desde que edad. Qué circunstancias hacen que asuma la pintura como su proyecto de vida?
“A los cinco años nadie sabe que va a ser de su vida. Lo único cierto es que me atraían mucho las formas y los colores. Ese encuentro con mi primo creo que me marcó para siempre. Luego mi profesor le dijo a mi mamá que sería escultor, pintor o pianista y basaba su vaticinio en mis manos.Seguí creciendo y avanzando en la pintura bien fuera solo o con la tutoría de mi primo. Me compraron pinceles y pintura y comencé a pintarrajear como un poseído. Creo que lo hacía muy bien pues a la edad de 9 años o 10 ya me compraban cuadros que yo hacía, de bodegones, gatos y algunos paisajes. Dibujé la quebrada que antes era la Avenida La Playa, en Medellín. Cuando me compraron ese cuadro pensé entre mí: ya soy pintor”.
Sus primeros dibujos del Llanero Solitario, de Tarzán de gatos y españolas con sus mantillas, fueron los iníciales trabajos que recuerda.
“Mi mayor alegría era pintar, a tal punto, que descuidaba mis estudios aunque a los 10 años ya estaba en primero de bachillerato. Pero en sexto, me la pasaba pintando en las clases, especialmente a los profesores. Desde mi niñez y juventud, supe que me gustaba el dibujo y la pintura por eso tomé clases en el Instituto de Bellas Artes de Medellín”.
Diego Armando no tardó mucho en darse cuenta que su trabajo tenía reconocimiento por quienes lo observan, pero ésta sensación queda ratificada en el año 1968 por un hecho especial: “Mi mamá llevó una obra mía para participar en la Bienal de Medellín en la que fue ganador Luis Caballero. Al principio la recibieron para participar y me iban a inscribir, pero al saber que el participante tenía 12 años no aceptaron porque en las reglas decía que la participación era a partir de los 18 años. Pienso que ese fue un gran reconocimiento y que mis obras eran buenas pues casi me reciben en la Bienal del 68 en Medellín”.
Para un pintor y para sus críticos a veces es difícil definir el estilo del artista. Sobre el particular Diego Armando señala: “soy muy propenso al surrealismo con toques de cubismo, que yo he denominado “surrecubismo”. Así como hoy pinto cubismo, mañana pinto unos caballos realistas, manejo diversas líneas ya que considero el arte debe ser evolutivo. Investigo esto con error y acierto, con trabajo constante en el taller. Considero, es lo que hace del arte algo bello con evolución constante y proactivo”.
“Actualmente estoy trabajando el figurativo expresionista con mucho color y alegría, será por contrarrestar y no deprimirme a raíz de mi lucha, hace más de 3 años, con un cáncer de laringe, y que aún me tiene en la lucha para no dejarme vencer tan fácilmente y continuar pintando”.
Uno quiere saber que es para el pintor una paleta de colores y que siente el artista cuando con ella enfrenta un espacio en blanco.
“La paleta –dice Diego Armando- para el artista es donde se define, si la obra va a ser alegre, optimista, o si tu estas deprimido, la paleta será gris. Cuando estoy frente a un lienzo blanco es como incorporarme a un mundo extraño. Aunque veo la entrada, no sé a dónde voy a llegar al final, por eso es una experiencia casi sensual, lúdica y que cuenta mucho de cómo estas sicológicamente: fuerte o débil. Dice mucho de tus ideas y pensar en el mundo, aunque siempre la obra llevará mucha alegría y debe ser bella para el público que la mira. Hay que dar fe y ánimo revitalizador de la vida”.
Le preguntamos también a Diego, ¿qué pintores considera, han influido en su trabajo?
“Las influencias siempre ayudan al artista en sus comienzos a estabilizar algo su búsqueda. A mí de niño me influenciaba Miguel Ángel, Leonardo, pasando por Dalí. Me gusta la tristeza alegre de Van Gogh, sus colores y frenesí al pintar. Picasso en sus comienzos también me influenció mucho y actualmente me gustan los pintores rusos que son de los más contemporáneos actualmente”.
¿No le preocupa como artesano del color y de los pinceles que la proliferación de tantas herramientas que permiten a la gente captar el mundo que nos rodea permitan que se deje de lado o se minimice las expresiones de los pintores?
“En ocasiones y por algún tiempo, no me gustaban los computadores y la industria gráfica pues nos enviaban por toneladas arte. Se pueden sacar obras computarizadas en minutos. Pero luego he visto que el arte de los creadores, ese don divino, esa influencia del trabajo divino, nunca las máquinas podrán reemplazar. Por eso me tranquilicé y ahora con el internet no estamos tan solos en nuestros talleres y podemos intercambiar con otros artistas ideas, líneas y posiciones con pintores al otro lado del mundo, por cierto que los hay muy buenos. Siempre estarán ahí, acompañando e invirtiendo y apoyando el trabajo de los creadores quienes para poder crear y mantener cómodamente a sus familias, necesitan vender, cuidando de no llegar al mercantilismo como algunos que son los hijos de los medios, siendo tan buenos como son”.
¿Qué tan importante es el dinero para usted como retribución a su trabajo?
“Como se lo mencione, el artista no debe llegar al mercantilismo, pero es necesario que venda su obra para seguir creando y para ver a su familia bien. Es una realidad y aunque siempre he estado feliz de crear y pintar por placer y satisfacción espiritual”.
¿Si no fuera pintor que otra oficio le hubiese gustado realizar y por qué?
“Siempre quise y quiero ser pintor. Incluso morir frente a un lienzo que la última pincelada sea mi último suspiro. Pero para contestar a tu pregunta me ha gustado la música, el piano y la arquitectura”.
¿Cómo ve esta Colombia que le ha tocado para vivir?
“Veo a mi patria con optimismo, así haya personas que no lo sean por su negatividad. Personas que no hacen nada por su nación y siempre están pidiendo algo a su país, pero nunca se han preguntado: ¿Qué has hecho por tu país, por tu patria? Esta nación es muy bella en su diversidad, en sus regiones, y lo lindo, es que está unida en si por pensar igual como país. Hay regiones que llevan la vanguardia en todo pero también en el resto de regiones hay gente que la está empujando buscando el bien para todo el pueblo. Aunque los artistas vivamos metidos en nuestros talleres, considero que debemos ser comunicadores por medio del arte, del sentir de la gente, pero siempre buscando la unión de nuestros compatriotas. El artista debe ser sinónimo de belleza espiritual, de buen pensamiento y apegados a las buenas costumbres y tener gran amor por el universo que nos rodea siempre pensando que aunque grandes, sólo somos un granito de arena ante la inmensidad de la pincelada de Dios en su universo”.
Finalmente, Diego Armando, ¿hay en nuestro país aprecio por los artistas y más que aprecio, hay reconocimiento por la labor que realizan y protección para el futuro?
“En lo relativo a la protección, nuestros gobernadores siguen dejando al arte como la cenicienta. Los dineros que se dan a la cultura y a lo artístico son ínfimos comparados a los presupuestos que se dan para lo militar, para la guerra. Hay personas, en las distintas regiones de Colombia, que son verdaderos quijotes que luchan junto a los artistas y aunque no tanto como uno quisiera si hay reconocimiento y apoyo de algunos. Falta mucha educación a favor del arte y de la cultura pero creo que con el paso del tiempo llegaremos a ser una nación culta y grandiosa”.
¿Usted pertenece a MAI Colombia, qué significado tiene para usted este colectivo?
“En estos últimos meses, la Fundación MAI Colombia, en donde nos agrupamos diferentes artistas suramericanos e iberoamericanos, está sirviendo para reencontrarnos más con el concepto artístico que domina el quehacer diario de nuestros países. Además, mediante las gestiones de los directivos, el maestro Jorge Torres y compañía, estamos conociendo mucho más y exhibiendo nuestros trabajo en otros lugares, abriendo unas puertas, por demás, en ocasiones cerradas por los gobiernos, pero nuestra agremiación en MAI Colombia y MAI Internacional, estamos participando en eventos y recorriendo el mundo, mostrando a los maestros ya consolidados, al igual que muchos artistas emergentes. Se ha vuelto una familia y trataremos de seguir gestionando, sin egoísmos, más oportunidades para conocer mejor el arte en el que se expresan otros artistas en otros lugares del mundo y en especial en nuestra Suramérica”.