A Javier Vanegas de 26 años nada lo detiene. No le gusta contar cómo perdió sus piernas y su mano derecha, solo dice que terminó así después de vivir en las duras calles bogotanas donde era un drogadicto sin rumbo fijo pero con una lealtad intacta a la barra brava de Millonarios. Convertirse en incapacitado lo resucitó entre el infierno. Decidió convertirse en un profesor de boxeo y a pesar de que no daban un peso por él y que los doctores le decían que no se iba a volver a mover, ya tiene escuela propia.
De lunes a viernes llega a su clase, no enseña boxeo competitivo, lo de él es transformar desde el deporte a jóvenes que, como él, tomaron malas decisiones. Dicta las clases sin sus prótesis, se siente más cómodo con sus estudiantes. El lema de Javier Vanegas es "la buena vibra". No le afectan las miradas curiosas, al contrario lo motivan a dar este testimonio: