El caso peruano permite mostrar la faceta de un político solo y carente de tales competencias, pero a la vez vislumbra el contexto de la política maquiavélica y turbia alrededor de él.
No voy a defender a Castillo, al final sus capacidades son inferiores a tan alto cargo… de haberlas tenido, hubiese renunciado como lo hizo Kuczynski o el mismísimo Ratzinger. El problema ni siquiera son las seis investigaciones que cursan en la Fiscalía y de las cuales no hay pruebas concluyentes… hasta le abrieron investigaciones por atreverse a opinar sobre los métodos de la fiscal y terminó con el peso de la incapacidad moral dictaminada por un congreso unicameral… igual pasó con PPK y Vizcarra.
Desde 2016, Perú ha tenido cinco presidentes y en la remoción de tres de ellos el Congreso utilizó una facultad difícil de medir o probar como la “permanente incapacidad moral” (a excepción de la física). No es necesario probar nada, solo basta una pequeña mayoría. Fueron necesarios más de cien votos en el Congreso contra más de ocho millones de electores. Es así cómo un grupo de coalición política tiene más poder que el ejecutivo y el pueblo.
Maricarmen Alva, con más de 30 años al frente de Acción Popular, fue contundente al afirmar “el presidente debe dejar el cargo, ya sea por la vacancia o la suspensión”. La estrategia contemplaba en primera instancia revocar a los ministros, luego declarar la vacancia por incapacidad moral acompañada de imputaciones por corrupción… a las buenas o a las malas, pero sale, y salió a la tercera.
Acción Popular es el partido que más veces y más tiempo ha ocupado la presidencia del Perú. Fuerza Popular de Keiko Fujimori, Avanza País, y Renovación Popular, partidos que pidieron la cabeza del comunista, ostentan una posición de derecha. Este último, en especial, se autoproclama de extrema derecha, antiinmigración, antifeminista y anticomunista.
PPK y Vizcarra de centroderecha, pero con un ápice social y Castillo de izquierda, tuvieron el mismo verdugo. Buscar las causas en la diferencia ideológica o racial no es el camino… allí esta Toledo, indígena centroizquierda que llegó al poder… al final estos son distractores para las masas.
Lo evidente es que hay un sector social y político muy arraigado en las instituciones del Estado con gran poder decisorio en la conducción del país. Manejan a su antojo los organismos de control, incluso con personajes de dudosa reputación moral como la fiscal Patricia Benavides, quien retiró a la fiscal Betsabeth Revilla por investigar a su hermana la juez Emma Benavides por presunto soborno de narcotráfico.
Se abren investigaciones por corrupción, pero la impunidad es más eficaz al amparo de un precario sistema judicial y un periodismo manipulado. Hay un contubernio entre políticos y medios de comunicación, los cuales están altamente concentrados en 3 principales grupos (El Comercio, Grupo ATV y Latina) que brindan información amañada
Así han gobernado ese país que actualmente tiene un precario Índice de Desarrollo Humano y una pobreza en crecimiento (28%), siendo la sexta economía por PIB en Latinoamérica. ¿Quiénes? Las élites. Algunas de origen europeo cuya filiación política son los partidos tradicionales generalmente de derecha. Los medios de comunicación y las relaciones de poder a través del Congreso son sus principales herramientas para costear su ostentosa vida y escalar la torre del poder.
A ese poder deben llegar “puros”, pese a las alianzas con los tiburones, que son reglas no escritas en la diplomacia política. Quien nada en contracorriente rompe las reglas y la prensa se encarga de crear héroes y villanos… así no habrá político corrupto, solo humanos con defectos y nadie reconocerá su incapacidad moral… ni los acusadores.