Al comienzo, cuando la W Radio decidió ayudarles económicamente a los soldados heridos haciendo campañas y también adhiriendo otras subvenciones sociales, todo parecía loable; pero, luego, de repente, todo dejó de serlo.
Apareció una curiosa iniciativa, por no decir extraña, de ayudarles económicamente a los estudiantes de las universidades privadas más costosas del país. Me preguntaba si no era suficiente con los millones de dólares de ayuda que algunas de estas instituciones reciben por parte de los grupos económicos. Por poner un ejemplo, la Universidad de los Andes y el conglomerado de Julio Mario Santo Domingo.
Lo digo porque la lógica para ayudar a alguien o a una determinada comunidad es precisamente la condición de vulnerabilidad. La situación contraria no deja de sonar inaudita. Es como si Elon Musk necesitara ayuda económica. De verdad, todo suena tan raro. Es como cuando el congreso norteamericano quería ayudar económicamente el programa espacial de Jeff Bezos o cuando los grandes bancos privados de algún país son auxiliados por los gobiernos.
¿Será que las reiteradas campañas de apoyo económico a las universidades privadas más costosas del país (llamada Vamos pa’ lante) hacen parte de esa dinámica absurda del neoliberalismo en el que el pobre es cada vez más pobre y los ricos más ricos? Sospecho que la famosa campaña de la W Radio ha adquirido tintes políticos y que además hay intereses particulares de por medio. Para mí, con esta situación, las comunidades que sí necesitan ayuda por su vulnerabilidad reciben implícitamente el mensaje de la frase de Messi: "¿Qué mirás bobo? Andá pa allá". Triste realidad.