En Colombia destruimos a los ídolos, los volvemos nada. A Silvestre le dimos porque si y porque no. Primero le dijimos que era un gordo, luego, cuando sacó una portada vestido de militar, le dijimos paraco. La carga mental para un artista tan famoso es el doble de lo que puede tener una persona normal. Silvestre está tocado por el hada del arte. Y eso lo tienen que aceptar hasta los que lo odian. En Colombia, sobre todo en la sabana de Bogotá, se desprecia al costeño. Y Silvestre es un hombre de la Guajira, auténtico como el desierto.
Además, todo lo que hace lo hace bien. ¿O no han visto su interpretación de Leandro Diaz en la novela de RCN? Es sublime. Es que un frontman como él, alguien con su potente carisma, puede pararse frente a quien sea y derretir al público que quiera. Es un matagigantes.
Pero ese placer pronto lo vamos a dejar de disfrutar. En un concierto en el marco del Festival Nacional de Compositores en San Juan Cesar, el guajiro confesó a su hinchada lo siguiente: “Estaba esperando un sitio ideal para decirlo, pero a partir del 14 de enero: ‘Chao, familia'”. Señoras y señores, el máximo ídolo del vallenato se retira de la música. Aunque eso si, dejó la puerta abierta: “Volveré cuando lo sienta, volveré cuando me sienta diferente y con ganas de hacer algo para ustedes de la manera en que se lo merecen porque me lo han dado todo y merecen todo de mí”.
Silvestre se ha cansado de la fama y quiere parar. Nadie está dispuesto a tener esa presión encima en un país que destruye a sus ídolos. Ojalá Silvestre pueda regresar. Este fue el momento en el que anunció su despedida
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