El jefe paramilitar Évert Veloza nunca se guardó nada. Desde el 2005 empezó hablar cuando el entonces presidente Álvaro Uribe les tiró a paramilitares un salvavidas llamado Justicia y Paz. Veloza, conocido como “H.H” o “el Mono”, se acercó a los estrados de la justicia transicional con la oferta de revelar los alcances de su alianza con agentes del Estado, entre los que salieron a relucir nombres de políticos, empresarios, oficiales de las Fuerzas Armadas y de los servicios de inteligencia que pertenecían al extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).
Confesó más de 5.000 asesinatos por parte de los bloques paramilitares que comandó. El testimonio más crudo sería el de su incursión en los departamentos del Valle del Cauca y Calima en 1999 a donde llegó respondiendo el llamado de importantes familias de la región alarmadas por sucesos como el secuestro de 150 personas en la Iglesia La María. el motivo por el que dejaría el Urabá para convertirse en el jefe del Bloque Calima de las AUC por petición de Carlos Castaño. Éver Veloza dejó su huella homicida en la región vallecaucana de 800 desaparecidos y 60 masacres, una de ellas la de Masacre del Naya en abril de 2001, que dejó 100 víctimas. Además del asesinato de 19 sindicalistas en Bugalagrande (de los cuales 8 pertenecían al Sindicato de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro) y uno a la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida).
Évert Velosa empezó a revelar alianzas entre los paras con políticos, altos mandos del Ejército y empresario
Pero ni hablar evitó que H.H terminará en un avión de la DEA rumbo a Estados Unidos en el 2008 pagando una condena de 8 años de prisión por delitos de narcotráfico.
En el 2017 Évert Veloza regresó al país, pero no alcanzó a saborear la libertad, de inmediato lo enviaron a la cárcel de Itagüí para seguir pagando los delitos cometidos como jefe paramilitar. Desde sigue confesando y aclarando la verdad que, según él, quisieron tapar con su extradición, según su testimonio las Convivir fueron la fachada perfecta para que empresarios y políticos se armaran para “defenderse” de la guerrilla en el Urabá antioqueño.
En el 2017 Évert Veloza fue deportado desde Estados Unidos
En sus versiones libres ‘H.H.’ también habló sobre dos políticos de peso que tuvieron relaciones con el Bloque Calima. El primero fue el senador Juan Carlos Martínez Sinisterra, quien fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por el delito de concierto para delinquir a raíz de las presiones que los paramilitares ejercieron en Buenaventura para que votaran por él en las elecciones parlamentarias de 2002.
El segundo fue Juan José Chaux Mosquera, exgobernador de Cauca y exembajador del gobierno Uribe en República Dominicana. “El señor gobernador tuvo vínculos con ‘Fernando Político’, quien era el representante político del Bloque Calima. Estuvo conmigo en una cumbre de las autodefensas en Urabá, en la finca La 21, en donde estábamos todos los comandantes de autodefensas hablando sobre la política del país y una posible negociación de Carlos Castaño”, declaró.
Alias H.H. fue quien entregó la usb con toda la información del computador de Carlos Castaño. Su poder en el Urabá antioqueño hubiese sido imposible sin la ayuda de las fuerzas militares en la zona, comandadas en su momento por Alejo Rito del Río, condenado por el asesinato del líder chocoano Marino López. Pero H.H. también participó en decenas de masacres y fue condenado por la del Naya.
El 1 de diciembre de 2022 en Medellín, Éver Veloza volvió hablar esta vez buscando cabida en la Jurisdicción Especial para la Paz. Su testimonio sobre el exterminio de la Unión Patriótica fue escuchado en la Sala de Reconocimiento. Sin embargo, no tuvo reparos en asegurar que él era un Agente del Estado colombiano y aseguró que hablará de más de casos además del de la Unión Patriótica, siempre y cuando, en la JEP exista espacio para él.
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